sábado, 19 de diciembre de 2015

LA VIDA SIN ELLA
Por Alberto Carbone




Cuando llegue diciembre, muchas cosas habrán cambiado. El país está cercano a pasar por situaciones que jamás ha vivido o que no recuerda haberlo hecho. Situaciones nuevas para las generaciones actuales, que probablemente resulten difíciles de atravesar. Será la primera vez, por ejemplo, que un presidente de la Nación se retire con tan alto grado de aceptación. También la primera vez que ese ex presidente no ostente cargo electivo alguno. No existe antecedente de que un Partido Político triunfante, desdeñe la utilización de semejante personalidad, políticamente activa, por edad y por popularidad.
Cristina se va en la cresta de la ola. Se aparta, se corre de la luz que encandila y posiblemente se preserve.
Atrás quedarán todas y cada una de las especulaciones opositoras que la imaginaban eterna, que la padecían incólume, que la prefiguraban intacta, que la envidiaban por imprescindible.
Pero es verdad que la Nación queda sumida en una disyuntiva.
Es verdad que existe un Modelo de país que empuja por perpetuarse y otro que hace fuerza por triunfar.
La Argentina de mañana será la misma que la de hoy pero sin Ella.
Habrá que ver quien es capaz de calzarse sus zapatos, de avanzar surcando el profuso barro de la historia, de mantenerse erguido, de sostener en alto las banderas.
Porque es cierto que hay una millonada de habitantes detrás del país que estamos construyendo y se trata de millones de razones heterogéneas y disímiles que pujan por Modelos distintos.
Existen por lo menos dos enfoques que miran a la Argentina desde veredas contrapuestas. Ella no estará más como estandarte defendiendo una de las  facetas. ¿Estarán los reemplazantes a la altura de la historia?.
Desde la vereda de enfrente miran excitados. Creen que sin Ella la vida es distinta, la historia cambia, el país se reinventa. Confían ilusos con que el mundo occidental los espera para cobijarlos, para entenderlos y acompañarlos.
Lo cierto es que el país de los argentinos no puede batirse en retirada. Porque seguirá adelante sin los líderes eventuales y con nuevos representantes que querrán apoderarse de protagonismo.
Todos los intereses en pugna seguirán vivos. Todos sus representantes continuarán con la pretensión de imponer su verdad. Los dueños del Poder real y sus ocasionales advenedizos, los viejos y fracasados representantes políticos y los recién llegados, los viejos Partidos Políticos vaciados de gente y los nuevos nucleamientos llenos de jóvenes voluntades. Pero sobre todo, la gente seguirá estando. Seguirá aguantando y padeciendo algunas decisiones, gozando y disfrutando de otras.
La vida sin Ella seguirá adelante. Dependerá del grado de conciencia ciudadana el auténtico nivel de extrañamiento.