martes, 25 de julio de 2023

 

Cariñosamente Evita.

La Bandera de tu Nombre




por Alberto Carbone

 

No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición. Una sola y gran ambición personal: que de mí se diga cuando se escriba este capítulo maravilloso que la historia seguramente dedicará a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al presidente las esperanzas del pueblo, que Perón convertía en hermosas realidades y que a esta mujer el pueblo la llamaba cariñosamente Evita. 


Rara vez la historia de la humanidad, con sus blanco y negros, con sus avances y retrocesos, se encarga de ubicar en los primeros planos del acontecer, de las decisiones, de las resoluciones más importantes, a una mujer.

Está instalado en el sentido común de la generalidad de los mortales que la historia, constituida por los acontecimientos cimentados a partir del sufrimiento y la lucha, a través del dolor y la sangre, a partir de los pensamientos y la praxis, la hacen los hombres.

Las mujeres, en el mejor de los casos, fueron y son convidadas al disfrute de un mísero coprotagónico, acompañando, acomodándose, al lado de quien se yergue como la figura estelar, el centro iluminado de los sucesos, el mágico hacedor que todo lo transforma a partir de su esfuerzo viril.

El hombre en general tampoco ha tolerado demasiado que la mujer se acomodase al devenir y consecuentemente no ha permitido la participación, no la ha solicitado e incluso en muchas ocasiones la ha impedido.

Sin embargo, la niña de referencia, que nació en los Toldos un 7 de mayo de 1919 y falleció el 26 de julio de 1952, pareció emerger como señalada a otras prácticas, a otras vivencias articuladoras de inesperadas epopeyas.

Resultó evidentemente que la joven Evita no estaba preconcebida para el formato de una niña como cualquier otra.

Porque parece haber sucedido, su usted me permite, hasta podríamos decir casi predestinadamente, que a su propio y lógico deseo de progreso intelectual y material de la mano de su vocación artística, se le apareció como de un rayo, una incipiente pero pertinaz y abrumadora intuición relacionada con la actividad social.

Acontecía en realidad que la joven Evita había padecido durante su corta vida y persistía padeciendo, aquel incontenible despropósito, ese injusto axioma que consignaba que el mundo femenino no era otro que el íntimo, simple y pequeño claustro hogareño.

Evita entonces, en cuanto tuvo menester, deseó y propugnó que la mujer ocupase un rol preponderante en la historia nacional y que su propia, permanente y dedicada acción cotidiana, sirviese como motor generador de cambios sociales que contribuyeran a eliminar definitivamente aquellas injusticias que a todas luces se blandían como congénitas.




A través de su actividad entonces, decidida e implacable, fue alcanzando objetivos que la élite consideraba inapropiados.

Los resultados de su esfuerzo pernearon la realidad. En las elecciones del 11 de noviembre de 1951, por ejemplo, el 63 % de las mujeres votaron por vez primera y acompañaron al entonces Partido Peronista.

Pero a la vez, fue precisamente aquel Partido Político el único que en ese entonces por impulso de Evita promovió la participación femenina en sus Listas.

 En 1953, a través de la voluntariosa entrega personal que desplegara la quien por desventura de algunos había sido hasta su desaparición física la Primera Dama argentina, 23 diputadas y 6 senadoras ocuparon sus bancas.

Esa mujer, despiadada y vengativa para sus opositores, pero a la vez dulce, comprensiva y luchadora amorosa en pos de la dignidad social para con sus seguidores, mantendría viva la constante contradicción de intereses entre la hoy famosa grieta ventilada entre los conceptos de pueblo y oligarquía.

Una tensión real y permanente, que todavía en la actualidad se evidencia dentro de la realidad que viven los países periféricos, desde que el sistema capitalista mundial terminó por consolidarse definitivamente, al compás del triunfo de las sucesivas Revoluciones Industriales europeas.

Escúcheme por favor.

Yo sé que es difícil hablar de la Patria figurativamente e insertar ese concepto en la esencia de un ser humano, de tal forma que un solo individuo lo sintetice a partir de su presencia. Pero en el caso puntual de Eva Duarte, si me permite, vamos a hacer una excepción.

Porque su hálito de vida enraizado alrededor de todos sus avatares, que se tiñen de sinsabores, de esfuerzos y de alegrías, aparece identificado por un confiable y decidido impulso redentor que acomete el futuro y profetiza su confianza en el porvenir y en la dignificación humana.

Evita entregó su vida durante el transcurso de seis años fecundos que demolieron la salud de esa joven mujer y la configuraron en un personaje inmortal.

Evita irradió con su imagen y su acción un perfil de la Patria que nacía diversa, que comprendía aún a regañadientes, que existía un amplio sector social negado a través de los tiempos.




Una ingente muchedumbre ignorada que surgía a fuerza de la salvaje intemperie, “era Subsuelo de Patria profunda” que consignara el propio Scalabrini Ortíz, se trataba de “los Condenados de la Tierra”, descriptos por Frantz Fanon, en definitiva, eran “los Invisibilizados” “mis Grasitas” diría la propia Eva. Hombres, mujeres y niños que reclamaban por hacerse reconocer vivos y además, decididos a negarse a morir.

Esa mujer, tierna e indómita a la vez, que se asomó en los Toldos como la pequeña Evita, se transformó definitivamente en la gran mujer sintetizadora de luchas de tantas otras argentinas que la antecedieron.

Fue así que asombraron a propios y extraños sus actitudes y sus aptitudes, también a los hombres y a las mujeres que la conocieron, que trabajaron junto con ella. Aquellos que de a poco y cotidianamente fueron aprendiendo con esa mujer que la diversidad cultural era un paisaje natural en nuestra Argentina, que la injusticia social una herencia centenaria que postergaba a las grandes mayorías y que el corazón sangrante de millones de seres era un calvario infinito y congénito, causal de dolores mayores para las generaciones sucesivas.

Todos aprendieron con Evita, la joven niña de la tenacidad de fuego, que cuando mujer, como una estrella fugaz, marcó para siempre el cielo de la Argentina. Una mujer indomable y convencida de que la Patria permanece viva en los rostros de quienes cotidianamente se entregan al esfuerzo común por ponerla de pie y sostenerla en andas.

En estos tiempos que corren, tumultuosos, arbitrarios, salvajemente inexplicables, la Nación se yergue siempre a pesar de los vaivenes, aún a costa de quienes son capaces de las peores injurias o de los más salvajes atropellos.

La Patria existe muy a pesar de aquellos que la definen minúscula, representativa de las minorías, celosa defensora de intereses personales o de sector.

Por eso, por sus mártires y por sus héroes, la Patria, la Nación de Evita, no ha muerto ni morirá.

Precisamente es la Patria de Evita la que se yergue vigente en los polifacéticos rostros que esperan y confían.




Porque Evita eterna también sintetiza la Patria. La Esperanza radiante de nuestra gente que es nuestro maravilloso símbolo. El verdadero sinónimo de la Nación.

“Recuperemos con el pueblo la Patria de Evita”. No lo dudemos.

Recordemos siempre y en cada ocasión que existen otros que se dicen argentinos y que paradójicamente sólo desean “evitar la Patria”.

 

miércoles, 12 de julio de 2023

 

 

El Menemismo del Siglo XXI




por Alberto Carbone

 

Si nos decidimos a aseverar que la Clase Media está definida y constituida por un sentimiento aspiracional que atraviesa a diversidad de grupos humanos, podríamos concluir que el interior del cuerpo social argentino se explica por la composición de sólo dos Clases Sociales, a saber, la Baja y la Alta.

La aparición y nacimiento de los Sectores Medios, umbral poderoso y dinamizador, ha devenido en nuestra historia al fragor del impulso de las reformas sociales desplegadas durante la segunda mitad del Siglo XX, acompañando un proceso revolucionario y transformador, por el cual innumerables sectores emergentes fueron adoptando valores y conductas de los grupos mejor ubicados en la escala social, haciendo propios paulatinamente sus deseos, sus ansiedades y cavilaciones.

Aquella abigarrada masa humana se fue generalizando e introduciendo una específica mentalidad de progreso e ilusión de bienestar, que se distendió tanto entre obreros, empleados y profesionales.

Tal vez sea por ello que en la actualidad existen innumerables argentinos que independientemente del rol social que ejercen se definen como integrantes de la Clase Media.

Nuestro país está en las vísperas de ingresar a otro ciclo vibrante y elocuente de su historia económica. Esto es así porque afortunadamente ha recuperado “las joyas de la abuela”.

Sin embargo, un aletargado temor nos acecha.

Es urgente y perentorio que la inmensa Clase Media advierta que volver al Menemismo equivaldría a desandar la Historia. Ese retroceso imperdonable significaría reconocerse como un país pobre y sin recursos dependiente de las migajas de algún Ser Superior o aceptar la incapacidad de usufructuarlos para beneficio de las mayorías.

¡Por ello es imperioso que volvamos a ser “el país de la Clase Media”!.

¡No le entreguemos nuestra Patria a un reducido grupo de interés para que los recursos económicos de la Patria redunden en  beneficio de las minorías!.

 

Aquel importante y significativo bagaje de recursos económicos y productivos que poseía nuestro país en su haber en la década de los ’90 y que fuera vilipendiado, cedido, regalado o mal vendido por la administración del ex presidente riojano, está siendo recuperado gradualmente en la actualidad por la novedad central y por el fortuito hallazgo en reservas de gas y de litio, que posiblemente puedan derivar en una espléndida recuperación del patrimonio nacional y coadyuvar paulatinamente a la estabilización y fomento de la industria, de la exportación y del incremento del mercado interno de consumo.

La concreción de estos logros, transformándolos en beneficio para los connacionales puede alcanzarse merced a una efectiva decisión política, sostenida por el gobierno a través de un idóneo manejo del Estado, que redunde directamente en políticas de redistribución y favorezca al ciudadano común a estabilizar su economía doméstica.

También puede suceder lo contrario dependiendo de quienes manejen los resortes de la política futura.

Recuerde por favor, que Menem entregó al mejor postor aquellos recursos que poseíamos y los resultados se manifestaron posteriormente en forma estrepitosa. Esto fue así porque al ceder a las intenciones de las empresas extranjeras sin control, aceptando solamente que los usufructos se convirtiesen en sus beneficios, “las joyas de la abuela” de aquel entonces se dilapidaron. En esta oportunidad nos puede suceder lo mismo. Esto es, que vuelvan a perderse nuestras ventajas comparativas, envueltas en las aspiraciones de quienes solo están dispuestos a satisfacer sus propios negocios.

El resultado fue que el Menemismo traicionó, defeccionó, derrumbó los ideales de dignidad y de justicia social en pos de su propia satisfacción y de espaldas a la construcción de un proyecto de Nación.

Por ello en la actualidad, ante la situación internacional, frente a los problemas sociales acuciantes de nuestro país, arrinconados por la “espada de Damocles” que significa la deuda externa que nos proveyera Macri, estamos ante la irrupción de dos “Modelos de País”.

Volver al Menemismo entregando a las grandes compañías internacionales nuestro nuevo tesoro, o recuperar la estabilidad y la soberanía manejando nuestros propios recursos, acompañando a un gobierno de fuerte raigambre nacional.

Si hace memoria podrá recordar que la Clase Media fue demolida en los años ’90. ¡Pero usted sabe que es lo mismo que logró Macri en su gobierno!.

Cuando Macri ganó la Presidencia a través de promesas engañosas, un porcentaje elevado de sufragios compraron sus premisas. Actualmente, ese mismo grupo político, desembozado, frio y equidistante de los intereses de los Sectores Medios, adelantan lo que harán si llegan al Poder. Esta vez no les temblará el pulso. Van a entregar todos los bienes del Estado por migajas y con el objeto de satisfacer sus apetitos personales. Esa circunstancia les granjeará un período de estabilidad económica, que se sostendrá en el tiempo mientras las migajas alcancen.

¡Lo mismo que hemos vivido con la administración Menem!.

¡Por eso mismo la derecha vocea un “Cambio” que jamás explicita!.

Recuerde al Menemismo: “Todo lo que debería ser del Estado dejará de serlo”, dijo Dromi, en aquella oportunidad, acompañado por el ex presidente riojano.

¡Usted recordará!.

¡Hoy vienen por lo mismo!.

 Quienes pertenecemos a la inmensa Clase Media del país, solamente propugnamos vivir bien, si no se puede mejor. ¡Pero no empeorar!.

Si estos últimos recursos económicos  vuelven a ser mal vendidos, lo único que recuperaremos es la debacle.

Yo sé tanto como sabe usted que el gobierno de Alberto Fernández decepcionó.

Pero reconozco también que padeció “las siete plagas de Egipto” y si no son siete con las que hubo alcanzaron para frenar desde el comienzo el primer impulso.

Recibió una deuda externa con el FMI, resuelta por Macri sin consultar al Congreso de la Nación, que es cuantiosa e imposible de abonar en los términos que el ex presidente aceptó pagar.

Soportó la hecatombe mundial devenida del proceso del Covid, que derivó en cuantiosas inversiones para el Sistema de Salud y en la desaceleración de la actividad económica.

Padeció las secuelas de la guerra Rusa Ucraniana que trastocaron los precios internacionales de todos los productos negociables.

Vivenció la peor sequía en años que hubo soportado el país, languideciendo su capacidad de exportación y el volumen de producción anual.

Además hubo desmanejo y errores, también es importante decirlo.

¡¡Imagínese lo que hubiera pasado con el país si estos cuatro años hubieran estado a cargo de Cambiemos!!.

Ante la falta de ideas y de proyectos de país del Frente Político financiado por el Poder económico concentrado, conformado por los ex radicales dueños del viejo sello partidario y los intelectualmente limitados del Pro, sólo se les ocurrió hacer crecer una oferta electoral por derecha, para propender a captar a los votantes más jóvenes y así intentar restarle posibles nuevos apoyos al Peronismo.

¡Pero ese proyecto insípido también disparó en contra de ellos mismos!.

¡El candidato novato acusó y vociferó en contra de todos, propios y extraños!, subió en las encuestas al calor de la propaganda de los Medios afines y el corolario fue que hizo languidecer la intención de voto de quienes lo habían parido!.

A raíz de ello, sus progenitores promovieron desesperadamente su destrucción, intentando que se desmorone en las encuestas y generando en la opinión pública el descreimiento hacia el nuevo oferente. El objetivo desesperado fue recuperar los posibles votos perdidos en el saco roto del flequilludo.

Porque en realidad, el auténtico proyecto se lo guardan para ellos, lo reservan, no lo cuentan, porque es un proyecto que defiende y define un grupo de interés.

De ninguna manera es una propuesta para el bien general de la ciudadanía.

Mientras tanto, las legítimas aspiraciones de la Clase Media siguen esperando.

¿Usted se dio cuenta que desde hace más de setenta años, tanto un profesional como un obrero fabril poseen aspiraciones de Clase Media?.

¡Eso es así porque el Peronismo es el único sector político que desea que la gran mayoría del país desarrolle en términos aspiracionales los deseos de la Clase Media!.

¡Cambiemos no!. ¡Juntos por el “Cargo” no!.

¡Ellos necesitan que el costo de la economía los pague la Clase Media!.

 ¡ Y que se beneficie la Clase Alta!.

¡ Además están decididos a que desaparezca la Clase Baja!.

¡Piénselo por favor!.

¡El Voto es la única herramienta institucional que poseemos para lograr nuestra auto defensa!.

¡Más que nunca necesitamos estar Unidos en favor de la Patria!.

¡Porque la Patria somos nosotros, los que trabajamos, quienes queremos vivir mejor!.

¡Somos nosotros quienes no queremos que los beneficios se concentren en un mísero grupo de argentinos que desean tomar las riendas del país para su propio beneficio!.

¡Por eso la derecha se auto titula “Juntos por el Cambio”!.

Cambiar definitivamente el país para destrozar la Dignidad, destruir para siempre los Derechos Laborales, desfinanciar la República mal vendiendo la “joyas de la abuela” en detrimento de toda la población trabajadora y en beneficio de su sector selecto.

Este año 2023 es un tiempo de quiebre.

¡Nunca mejor elegido el nombre de Unidos por la Patria!.

 ¡Nuestra unidad de conciencia en favor de nuestros hijos y nietos deberá devolvernos el orgullo de sentirnos argentinos!.