y vivir para contarlo
1908-2013
ALBERTO CARBONE
Profesor de Historia UBA
redactor UOM Sec. San Martin
El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.
Simone de Beauvoir 1908-1986. Novelista e intelectual francesa
El Día Internacional de la Mujer, fue instaurado en el año 1975 por las Naciones Unidas y en la actualidad se conmemora en todo el mundo.
La fecha recuerda la toma de la empresa neoyorquina “Cotton”, en 1908 por las obreras de la fábrica textil, en demanda de mejores condiciones de trabajo.
El dueño de la empresa y un contingente de guardias armados incendiaron las instalaciones, donde perecieron carbonizadas ciento veintinueve (129) mujeres trabajadoras.
Más que nunca, la actualidad demuestra a los argentinos, que la historia contemporánea evoca a la mujer dentro de la lucha cotidiana y en la búsqueda de nuevos horizontes, trabajando cabeza a cabeza junto con el hombre.
La frase característica de la escritora francesa que destacamos en supra, ha pasado a ser la impronta de una época, aquella en la cual la femineidad era un estigma, una minusvalía de carácter congénito.
Muchos de los varones, que antes de ser docentes fuimos hermanos de mujeres, hijos, compañeros, sabemos muy bien que la valoración de género es sólo una gratificación a la belleza implícita en cada una de ellas, pero que la real significación está dada y permanece inalterable, como característica general en la mayoría, en la capacidad de trabajo, en su esfuerzo cotidiano de raíz transformadora y en la naturalidad de instalar ese encanto y sutil opinión en toda decisión importante.
La historia además, nos demuestra que la mujer está preparada para enfrentar las más duras pruebas y emprender los más arduos trabajos, pero también ha demostrado que el hombre ha aprendido que la mujer es su compañía en todas las realizaciones.
Ese impulso valiente y batallador, ha hecho avanzar a la sociedad en su conjunto, enriqueciendo con su aporte a la vida cotidiana al compartir decisiones y responsabilidades.
Mujeres que han sorprendido al mundo por su firme entereza y su elevada moral. Que han consolidado espacios femeninos en lugares reservados para hombres. Que han luchado tenazmente por cada una de sus reivindicaciones, preservando ante todo el principio de igualdad, sin hipocresías y con un enorme caudal de amor puesto en cada esfuerzo.