El árbol de los deseos
la mente es un árbol dador de deseos;
hay que tener cuidado entonces, con lo que se piensa y desea,
porque tarde o temprano se convertirá en realidad.
En la India, lugar milenario y pletórico en
leyendas, cuentan que un hombre joven llamado Omar, se enteró de que en algún
lugar existía un frondoso árbol, poseedor de una maravillosa facultad: hacer
realidad los deseos del mortal que se sentara a retozar bajo su sombra.
Después de años de agotadora búsqueda, aquel hombre
encontró ese árbol, Cansado del camino, se guareció bajo su sombra y se detuvo
a imaginar una suculenta cena. Instantáneamente surgieron ante sí suculentos
manjares y bebidas que saciaron su apetito y su sed.
Cansado de comer imaginó mujeres, y de repente, un
fenomenal harén se precipitó ante su vista, que desfiló ante él y calmó todos
sus instintos.
Superada definitivamente la etapa de lógica
incredulidad, Omar no dudó un instante en su necesidad imperiosa de poseer
fortuna, fuente inagotable de placeres en todas las épocas. Aparecieron
entonces cofres con joyas preciosas y con monedas de oro de diversos tamaños.
Invadido por un imprevisto desasosiego, Omar comenzó
a desesperarse, a temer, a dudar, no ya del árbol milagroso sino de su entorno.
Ya no de su fenomenal imaginación, sino de la realidad de los hombres de carne
y hueso que podían venir por él y por sus posesiones. Una cruel sensación lo
abarcó por completo e inmediatamente después aquellos despiadados lo atacaron
para robarle todo lo acumulado.
El Peronismo, compañero, es el árbol de los deseos,
durante decenas de años, la historia nacional se fue amoldando como arcilla a
esta infatigable mirada popular del quehacer político. Los hombres y las
mujeres de la Patria, que nacieron peronistas al influjo de la cultura nacional
y por la fuerza de la convicción heredada por generaciones sucesivas, defienden
y defenderán esta mirada, como una lógica interpretación de la realidad, que
prioriza la dignificación de las mayorías y la inclusión de los sectores
relegados de la sociedad, como pasos sucesivos hacia el triunfo definitivo del
pueblo.
El Peronismo, como un árbol milenario y frondoso
dignificador de deseos, enamorado de su rol fenomenal que despliega por
decenios, conquista las voluntades de jóvenes y viejos y enarbola a través de
los hechos el milagro de sus realizaciones.
Por ello, compañero, aprendamos definitivamente la
labor que nos ocupa y convoca. Seamos partícipes de la gran epopeya del Siglo,
contribuyendo con lo sencillo o valioso que podamos brindar, sabiendo que de
este árbol dispensador de deseos, como gran artífice emancipador de almas, el
Peronismo renace cada día construyéndose a sí mismo, con el esfuerzo de todos.
Aprendamos de la lección del mitológico Omar no
repitiendo la historia, no cayendo en el error de creer que el que descubre el
secreto del árbol se queda con él. Pensemos en Omar como un sujeto multitudinario
y creamos firmemente en que los frutos son en realidad retoños de cientos de
árboles que como el de Omar, estarán dispuestos para cada uno de nosotros, para
que el milagro del Peronismo, sus líderes inmortales, sus mártires, sus
conquistas y sobre todo, el corazón de los trabajadores, sean una realidad
vigente que conmueva las fibras más íntimas de la historia que edificamos
todos.