Duro
como “Larroque”
Las lecciones de la Historia
El Peronismo debería aprender de las lecciones de la Historia.
Con el afán desesperado de parecer más que de ser, el otrora oficialismo
cristinista resolvió en su momento la búsqueda de un candidato intermedio,
híbrido, poco locuaz, indefinido, en el intento de captar el interés alicaído y
de recuperar el voto de aquella Clase Media fuertemente influenciada por los
Medios de desinformación, quienes claramente ensobrados, como se dice ahora, desvirtuaron
la realidad y enlodaron la figura de la ex presidenta y del Kirchnerismo todo,
con el propósito de recuperar el gobierno para la vieja y conocida elite, que
alguna vez constituyera este país a su imagen y semejanza.
Para ese objetivo, relativizaron logros e invisibilizaron los avances
del gobierno peronista tildándolo de
populismo subvencionado, de estafador y de corrupto.
Esa intentona capotó. Daniel Scioli, elegido como candidato fue derrotado por un
abombado que tuvo como máximo objetivo capitalizar su triunfo para satisfacción
de sus anhelos personales y los de su entorno. El Poder Judicial desdibujado de
este país promovió la búsqueda de los gigantes depósitos supuestamente
enterrados en la Patagonia, origen primigenio de ese grupo lascivo y despiadado
que había llegado al Poder Ejecutivo nacional.
Todo ese accionar de jueces y fiscales a la orden de sus mandantes
oscurecieron la capacidad de razonamiento de la gente y se adueñaron del
sentido común.
De todas formas el corolario fue que Macri perdió su reelección. La
situación social provocó el derrumbe del gobierno que favoreció al segundo hombre
seleccionado por el Peronismo, Alberto Fernández, un hombre que no bien comenzó
su andar, avizoró la realidad, sopesó la relación de fuerzas y optó por
relativizar los objetivos políticos pretendidos por su Partido y comenzó a
bregar en defensa de su bienestar personal y de la confortabilidad deparada para
con sus años venideros.
Es cierto también que no fue beneficiado por la situación internacional,
sumida en una cruel pandemia que absorbió la mitad de su mandato.
Sea por una o por otra causa, lo concreto fue que aquel oficialismo se
desdibujó también por disputas internas. Presidente y Vice emprendieron una
disputa que definió dos líneas paralelas de acción que terminaron inhibiéndose mutuamente.
A todo esto agréguese por favor el famoso intento de homicidio contra la
Vicepresidenta. Una bala que no salió pero que sugestivamente sirvió mucho para
condicionar a la víctima, promoviendo su repentino retiro de la escena
nacional, su asombroso silencio, su casi definitivo alejamiento de las
decisiones fundamentales.
Con Cristina jackeada, con el Peronismo desprendido de su natural
alineamiento con los sectores obreros. ¡Recuérdese que se decía que el
Movimiento obrero era su columna vertebral! Sin la obvia pretensión de poseer
un dirigente nacional legitimado, los girones peronistas repartidos entre las
provincias se decidieron por Sergio Massa.
Claro. ¡Pero la centralidad de la escena estaba contenida por la
oposición!
¿Qué podría hacer Massa por sí mismo sin la voluntad del electorado,
dividido, desarticulado, bombardeado por los Medios de Difusión Masiva y
desesperanzado? ¡Nada!
¿El resultado? ¡Ganó Milei! ¡Sí! ¡Milei! ¿Y a esta altura nos
preguntamos quién pudo haber votado eso?
Pero esta es otra historia.
Esta situación refiere al corolario final de la destrucción definitiva
del país.
De su posible balcanización. ¿Sabe por qué? Porque no hay un Proyecto
superador. No existe aún ese Programa que se comprometa con la recuperación,
con la salida de este caos impuesto por los intereses del poder económico
encabezado por un inepto.
¿Y qué tenemos en cambio? Que la oposición se divide y desarticula más
aún las intentonas de salvación de este oprobio.
Mientras el oficialismo está en lo suyo. Salvarse económicamente junto
con la gente de Macri y beneficiar con suculentos negociados a los grupos
interesados, los radicales no escuchan otra cosa que no sea los cantos de
sirena y se esfuerzan en no quedar afuera de la participación en este
espectáculo millonario y poderoso.
El Peronismo en cambio no. Ellos están blandiendo sus supuestos y
merecidos reconocimientos para quedar como ejemplares de excelso reconocimiento
dentro del sector político.
¿Pero qué defienden? ¿Por qué Proyecto se pelea?
¡Por ninguno!
Ensimismados en la defensa de sus proyectos personales persisten duros
como la roca ¿O como Larroque?
¿Qué propondrá ahora el Peronismo? ¿Otro personaje de ocasión? ¿Un
ejemplar que sea aceptado por la Clase Media despolitizada y embalsamada con las
opiniones de los Medios de Comunicación? ¿Otro candidato potable para la elite?
¿El Peronismo propondrá la integración con Urtubey? ¿Con Llaryora? ¿Convocar a
Jalil y a Jaldo?
¿Propondrá sumar otra vez la runfla fracasada que se enfundó en el
atuendo Peronista a espaldas del Movimiento Obrero que sin dudarlo continuará
votando a otro?
¿Quiere que le diga una cosa?
Perón y Evita no han muerto. Los han asesinado sus deudos.
Néstor lamentablemente sí ha fallecido.
Cristina por lo visto, permanecerá retenida, salvajemente eclipsada.
Los legítimos herederos del General, del otrora “Coronel del pueblo” han
sido lobotomizados a través de la presión de los comunicadores ensobrados, del
poder judicial corrupto y también por la inacción política de quienes debieran
estar procurando la defensa de la Justicia Social y del Derecho a la vida de
las grandes mayorías trabajadoras.
A esta altura usted se preguntará: ¿Qué haremos nosotros?
Nosotros seguiremos repitiendo las bellas palabras que Don Miguel de
Cervantes Saavedra produjera desde su obra cumbre el Quijote cuando sabiamente advirtiera:
“Cosas Veredes Sancho que non Saperes”