Un 1ro de Mayo como los
de antes
Por Alberto Carbone
..salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen.
Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les
ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca
como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia,
sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en
el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel
hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a
sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir
ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los
cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable..
José Martí. Poeta cubano. Corresponsal del Diario La Nación de Argentina
Ayer nomás, diría Litto Nebbia, el 1ro de
Mayo era otra cosa.
La Argentina no conoció experiencias de reclamo en esta jornada de
conmemoración durante los últimos doce años de período kirchnerista. Esta
situación, derivó en que muchos de nuestro jóvenes trabajadores ni siquiera
tengan idea de la causa por la cual se celebra el 1ro de Mayo en nuestro país.
Lo cierto fue que ese desconocimiento generó que muchos de nuestros
jóvenes trabajadores pensaran que las conquistas alcanzadas en la última década fueran inamovibles.
Una gran parte de ellos interpretó como un hecho natural el poder
adquisitivo del salario, las leyes sociales beneficiando a quienes no estaban
incluidos, las transformaciones culturales, el superávit de las balanzas
comerciales, el crecimiento del Producto Bruto Interno y en resumidas cuentas,
las mejoras en las condiciones de vida de las amplias mayorías.
La convicción de que aquellas mejoras en definitiva no eran beneficios
generados por una política instaurada para con ese fin sino propias de un
Estado consolidado, llevó a millones de personas a escuchar el canto de sirena
de los medios masivos de comunicación que se dedicaron a horadar al anterior gobierno
con el único objeto de hacer triunfar sus políticas sectoriales.
Fue el caso de Clarín y La Nación, que como exclusivo motor de su
ensañamiento tuvo por objeto derribar la Ley de Medios, para que no se derrumbe
su posición hegemónica y de calumniar retóricamente a las personas y a los
actos del gobierno que concluyó en diciembre de 2015.
Cito a los Medios de comunicación masiva, taxativamente, porque ellos
tuvieron un importante papel en el mes de Mayo norteamericano que reprimió y decretó la pena de muerte para los obreros que
reclamaban las ocho horas de trabajo en el año 1886. La Prensa reclamó un juicio sumario por parte
de la Corte Suprema, responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las
figuras prominentes del movimiento obrero.
Qué mejores sospechosos que la plana mayor de los anarquistas. ¡A la horca los brutos asesinos, rufianes rojos comunistas,
monstruos sanguinarios, fabricantes de bombas, gentuza que no son otra cosa que
el rezago de Europa que
buscó nuestras costas para abusar de nuestra hospitalidad y desafiar a la
autoridad de nuestra nación, y que en todos estos años no han hecho otra cosa
que proclamar doctrinas sediciosas y peligrosas!
El 1ro
de Mayo de 1886 se inició la huelga general por el reconocimiento de las ocho
horas de trabajo que la Ley Ingersoll de 1868 promulgada por el entonces Presidente Andrew Johnson había
establecido.
La American
Federation of Labor (A.F.L), de constitución socialista y anarquista,
determinó en su cuarto congreso, realizado casualmente un 17 de octubre de 1884, que a partir del 1ro de Mayo de 1886 la duración legal de
la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, de lo contrario se llamaría a
la huelga general si no se obtenía esta reivindicación. Además recomendó a todas las
uniones sindicales que fijasen las mismas determinaciones en sus
jurisdicciones. De esta forma se buscaba la obtención de mayor cantidad de
puestos de trabajo con la jornada de ocho horas.
Ese 1ro de Mayo comenzó la huelga y el 4 de Mayo
de 1886 una tremenda represión en una Plaza, jornada conocida como la revuelta de Haymarket precipitó los acontecimientos.
Ciento ochenta uniformados reprimieron a más de veinte mil trabajadores.
Una bomba estalló produciendo la muerte de uno de los policías lo que derivó en
un ataque brutal a sangre y fuego. Jamás se supo a ciencia cierta la cantidad de
muertos en aquella salvaje represión apoyada por los Periódicos de la época.
Fueron
treinta y uno los responsabilizados contra quienes se inició la causa el 21 de junio de
1886, pero luego la cantidad se limitó a ocho personas, en un juicio teñido de
muchas irregularidades que incluyeron la violación de normas procesales. Al
concluir, todos los hombres juzgados fueron declarados culpables, Tres de ellos
a prisión y cinco a pena de muerte, ejecutados en la horca:
Oscar Neebe,
estadounidense, 36 años, vendedor, condenado a 15 años de trabajos forzados.
Samuel Fielden, inglés,
39 años, pastor metodista y obrero textil, condenado a cadena perpetua.
Michael Schwab, alemán,
33 años, tipógrafo, condenado a cadena perpetua.
Condenas a muerte
George Engel,
alemán, 50 años, tipógrafo.
Adolf Fischer, alemán, 30 años, periodista.
Albert
Parsons, estadounidense, 39 años, periodista, se entregó para
estar con sus compañeros y fue juzgado igualmente.
August Vincent Theodore Spies, alemán,
31 años, periodista.
Louis Lingg, alemán,
22 años, carpintero, se suicidó en su propia celda.
Hoy, que la Argentina volverá a vivir un 1ro de Mayo como los de antes,
con un país sumido en un gobierno conservador, de aristas neoliberales, en el
que no se salvan ni los jubilados, con miles de desempleados y caída de puestos
de trabajo, es dable esperar una respuesta seria y propiciatoria desde el
Movimiento Obrero, que demuestre que sus dirigentes escuchan a las beses y que
están a la altura de las circunstancias.