domingo, 10 de abril de 2016

Un 1ro de Mayo como los de antes




Por Alberto Carbone

..salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable..
José Martí. Poeta cubano. Corresponsal del Diario La Nación de Argentina

Ayer nomás, diría Litto Nebbia, el 1ro de Mayo era otra cosa.
La Argentina no conoció experiencias de reclamo en esta jornada de conmemoración durante los últimos doce años de período kirchnerista. Esta situación, derivó en que muchos de nuestro jóvenes trabajadores ni siquiera tengan idea de la causa por la cual se celebra el 1ro de Mayo en nuestro país.
Lo cierto fue que ese desconocimiento generó que muchos de nuestros jóvenes trabajadores pensaran que las conquistas alcanzadas en la última  década fueran inamovibles.
Una gran parte de ellos interpretó como un hecho natural el poder adquisitivo del salario, las leyes sociales beneficiando a quienes no estaban incluidos, las transformaciones culturales, el superávit de las balanzas comerciales, el crecimiento del Producto Bruto Interno y en resumidas cuentas, las mejoras en las condiciones de vida de las amplias mayorías.
La convicción de que aquellas mejoras en definitiva no eran beneficios generados por una política instaurada para con ese fin sino propias de un Estado consolidado, llevó a millones de personas a escuchar el canto de sirena de los medios masivos de comunicación que se dedicaron a horadar al anterior gobierno con el único objeto de hacer triunfar sus políticas sectoriales.
Fue el caso de Clarín y La Nación, que como exclusivo motor de su ensañamiento tuvo por objeto derribar la Ley de Medios, para que no se derrumbe su posición hegemónica y de calumniar retóricamente a las personas y a los actos del gobierno que concluyó en diciembre de 2015.
Cito a los Medios de comunicación masiva, taxativamente, porque ellos tuvieron un importante papel en el mes de Mayo norteamericano que reprimió y  decretó la pena de muerte para los obreros que reclamaban las ocho horas de trabajo en el año 1886. La Prensa reclamó un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero.
Qué mejores sospechosos que la plana mayor de los anarquistas. ¡A la horca los brutos asesinos, rufianes rojos comunistas, monstruos sanguinarios, fabricantes de bombas, gentuza que no son otra cosa que el rezago de Europa que buscó nuestras costas para abusar de nuestra hospitalidad y desafiar a la autoridad de nuestra nación, y que en todos estos años no han hecho otra cosa que proclamar doctrinas sediciosas y peligrosas!


El 1ro de Mayo de 1886 se inició la huelga general por el reconocimiento de las ocho horas de trabajo que la Ley Ingersoll  de 1868 promulgada por el entonces Presidente Andrew Johnson  había establecido.
La American Federation of Labor (A.F.L), de constitución socialista y anarquista, determinó en su cuarto congreso, realizado casualmente un 17 de octubre de 1884, que a partir del 1ro de Mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, de lo contrario se llamaría a la huelga general si no se obtenía esta reivindicación. Además recomendó a todas las uniones sindicales que fijasen las mismas determinaciones en sus jurisdicciones. De esta forma se buscaba la obtención de mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada de ocho horas.

Ese  1ro de Mayo comenzó la huelga y el 4 de Mayo de 1886 una tremenda represión en una Plaza, jornada conocida como la revuelta de Haymarket precipitó los acontecimientos.

Ciento ochenta uniformados reprimieron a más de veinte mil trabajadores. Una bomba estalló produciendo la muerte de uno de los policías lo que derivó en un ataque brutal a sangre y fuego. Jamás se supo a ciencia cierta la cantidad de muertos en aquella salvaje represión apoyada por los Periódicos de la época.
Fueron treinta y uno los responsabilizados contra quienes se inició la causa el 21 de junio de 1886, pero luego la cantidad se limitó a ocho personas, en un juicio teñido de muchas irregularidades que incluyeron la violación de normas procesales. Al concluir, todos los hombres juzgados fueron declarados culpables, Tres de ellos a prisión y cinco a pena de muerte, ejecutados en la horca:
Oscar Neebe, estadounidense, 36 años, vendedor, condenado a 15 años de trabajos forzados.
Samuel Fieldeninglés, 39 años, pastor metodista y obrero textil, condenado a cadena perpetua.
Michael Schwabalemán, 33 años, tipógrafo, condenado a cadena perpetua.

Condenas a muerte

    George Engel, alemán, 50 años, tipógrafo.
 Adolf Fischer, alemán, 30 años, periodista.
 Albert Parsons, estadounidense, 39 años, periodista, se entregó para estar con sus compañeros y fue juzgado igualmente.
    August Vincent Theodore Spies, alemán, 31 años, periodista.
 Louis Lingg, alemán, 22 años, carpintero, se suicidó en su propia celda.



Hoy, que la Argentina volverá a vivir un 1ro de Mayo como los de antes, con un país sumido en un gobierno conservador, de aristas neoliberales, en el que no se salvan ni los jubilados, con miles de desempleados y caída de puestos de trabajo, es dable esperar una respuesta seria y propiciatoria desde el Movimiento Obrero, que demuestre que sus dirigentes escuchan a las beses y que están  a la altura de las circunstancias.


sábado, 2 de abril de 2016

Recuerdos del Futuro
Por Alberto Carbone
E aí me dá uma tristeza no meu peito Feito um despeito de eu não ter como lutar
E eu que não creio, peço a Deus por minha gente É gente humilde, que vontade de chorar
Chico Buarque


Parecería que existen cuestiones que todavía cierta gente no entiende.
Cosas estas que tienen que ver con los tiempos que corren. Con la vida. Con cada uno de nosotros. Y si ustedes quieren más filosófico, con el hombre y sus circunstancias.
De otra manera, no puede entenderse que gente grande no sea capaz de interpretar la diferencia existente entre el pasado, el presente y el futuro.
El gobierno obtuvo un importante triunfo político en esta semana en la H. Cámara de Senadores de la Nación, al conseguir por mayoría significativa, el voto en favor del pago a los fondos Buitre, con el apoyo de representantes legislativos del Frente para la Victoria, todavía no sabemos a cambio de qué.
Esa circunstancia es el Presente. Hoy lo narramos porque sucedió. Hoy recordamos con fruición las palabras del Senador Pichetto, porque las exclamó, las hizo oír, blandió su voz para explicar su proceder, su ánimo, su justificación.
No dijo nada respecto de su estrategia. No explicó el trasfondo de su proceder o como configura él su futuro después de esta decisión.
Eso es el Futuro. No lo conocemos. No sabemos qué acontecerá con la vida política de Pichetto. O qué espera él personalmente que ocurra con su vida después de este avatar.
En realidad solo conocemos el Pasado, lo transcurrido, que se va plasmando a partir de la experiencia y de esa manera nos permite escribir el Presente, tomando en cuenta aprendizajes vividos.
Porque el Futuro es lo que vendrá y en ese camino se sueltan y dispersan los imponderables. El futuro lo vamos escribiendo desde el Presente, procurando que lo que hagamos hoy tenga respuestas valederas mañana.
El oficialismo arguye que lo que está haciendo con el país hoy va a tener resultados mañana y aventura el tipo y diseño de resultados a obtener por intermedio de las decisiones que está tomando hoy.
Parece un juego de palabras pero es una tomadura de pelo. En realidad, ni el gobierno, ni nadie puede argumentar el resultado que tendrán las decisiones de coyuntura en el país.
Cierto es que tomaron las decisiones que prometieron tomar en época de campaña electoral. El gobierno no mintió. “Cambiemos” le dijo a la gente de qué constaría el cambio. Mencionó la caída de retenciones al agro y a la ganadería, la apertura indiscriminada de la economía y recordó que el salario estaba especialmente alto en Dólares y que el retraso cambiario demandaría una fuerte devaluación caracterizada con el nombre de sinceramiento del Dólar.
Todo lo que dijo en aquel presente hasta octubre del año pasado y después hasta que se hizo efectiva la segunda vuelta electoral, lo cumplió.
Quienes tenemos más de cincuenta años, revivimos una lamentable experiencia. Como cuando fue la época de “La liberación de las fuerzas productivas”… como había dicho José Alfredo Martínez de Hoz en su primer discurso.
Esas fuerzas liberadas acabaron con la industria nacional, destruyeron a los trabajadores y corrompieron a sus dirigentes.
¿Vamos camino a repetir esa realidad?.
¿Qué vamos a hacer con la gente que queda en la calle?.
Recuerdo que la primera experiencia conservadora, neoliberal que me tocó padecer fue con la dictadura cívico-militar 1976-82. En aquella época el levantamiento popular se evitó a través de la represión. Muertos y desaparecidos podrían contar la historia nefasta de una etapa política bañada en sangre.
La segunda experiencia la obtuve gracias al gobierno democrático de Carlos Menem, 1989-99. Había ganado las elecciones a través del Partido Justicialista, pero desde el poder representó la antítesis de la Doctrina creada por Perón y con el apoyo popular se dedicó a afianzar la dependencia nacional incrementando la deuda externa y marcando mayor diferencia entre ricos y pobres generando una fuerte injusticia redistributiva.
Este calvario desembocó en el desgobierno de la Alianza. Su especial ineptitud coronó el año 2001 y culminó con el desastre socioeconómico-político más grande que vivió la Argentina.
Después tuvimos doce años de Kirchnerismo de los que no me voy a referir más que para decir que el actual gobierno lo señala como de “pesada herencia”. Pero resulta que lleva tres meses de una administración que sólo busca la destrucción del Estado, porque es la única herramienta que puede hacer frente al verdadero poder que defienden, que no es otro que el poder económico concentrado, para el que gobiernan.
Volver a vivir. Revival. Como le gusta decir al nuevo mandatario, en la lengua que seguramente más conoce, ya que con el castellano no se lleva muy bien que digamos.
Revival. Y yo tengo recuerdos muy fuertes. No soy el único que los tiene. La mitad del electorado no quiere ese “volver a vivir” propuesto por la incapacidad de quienes no tienen ni siquiera plan económico. También pienso en la gente humilde, esa pobre gente que Macri ha visto en cierta oportunidad por televisión o que le han llevado cerca alguna vez, sin que eso lo comprometa demasiado.
Esa gente. Mucha de esa gente ha votado por él, envuelta en la estrategia de un discurso mediático que con grandes titulares manchaban a la década pasada, usurpándole logros u oscureciéndolos.
Tengo recuerdos, fuertes recuerdos de lo que hizo la gente que defiende Macri cuando estuvo en el gobierno y sospecho lo que va a hacer ahora que lo han recuperado, evaluando el desguace de estos tres meses.

Pero también recuerdo cómo, cuánto y la forma en que reaccionó el agredido. Aquella otra gente que sin pan y sin trabajo, despojada de todo, fue capaz de hacerse escuchar aún por sobre el fuerte ruido que producen los medios masivos de comunicación y sus coyunturales siervos.