viernes, 10 de junio de 2016

San Martín y el 9 de Julio
alberto carbone

Por Alberto Carbone

A la luz de los acontecimientos que se estaban sucediendo en aquel entonces, que nuestro joven país tomara la decisión de declararse independiente podría considerarse como una estrategia político militar indiscutible, que sobrepasa la simple interpretación coyuntural.
Podemos decir sin temor a equivocarnos, que el genio del Gral. San Martín estaba detrás de aquella impronta.
Es que el año de 1815 fue difícil para el ideal emancipador.  En Europa, Napoleón Bonaparte había sido depuesto definitivamente y con la decisión del Congreso sustanciado con los países europeos libres del “Gran Corso” se gestó la Santa Alianza, que devolvió el poder político a las monarquías destronadas por el avance napoleónico.
El rey Fernando VII, quien nos interesa a nosotros específicamente, se reinstaló en su Sitial de Honor en España y reclamó a sus generales la formación de un ejército que pusiera pie firme en la recuperación de América para España. Todos los gobiernos criollos jóvenes sustanciados en el Nuevo Mundo comenzaron a tambalear.
En el Norte del Continente, el Gral. Simón Bolívar retrocedía. Chile palidecía ante el avance godo. Las provincias de Salta y Jujuy sufrían los ataques realistas desde el Alto Perú, hoy Bolivia, y don Martín Miguel de Güemes, se tornaba heroico en la lucha por esa frontera. La Banda Oriental, actual Uruguay, seguía ocupada por los portugueses.
Ante tal expectación, las Provincias Unidas se decidieron. Fue sin duda una pretensión corajuda, fue un impulso del que apuesta doble contra sencillo, decidiendo el todo por el todo, pero también fue la jugada brillante propuesta por el Gran General de los Andes, que atisbó la posibilidad de gestar un ejército libertador para pasearlo victorioso por la América del Sur.

San Martín, desde su cargo de gobernador de Cuyo insistió a través de sendas cartas a los miembros del Congreso para que votaran por la Independencia Nacional. Esta decisión era su requisito indispensable para que se lanzara luego con su ejército libertador atravesando las fronteras con sus caballos y los cuerpos con sus bayonetas.
San Martín insistió a partir del mes de marzo de 1816, las cartas están y permiten comprobarlo, fueron enviadas al representante en  el Congreso por la provincia de Mendoza, Tomás Godoy Cruz. En ellas le decía…”Cuando van a reunirse”…”apúrense…se lo suplico por lo más sagrado, Todas las provincias esperan las resoluciones de este Congreso. El solo puede cortar las desavenencias que existen en Buenos Aires”….
Durante el mes de enero de aquel año continuó San Martín:…”Yo estoy con mayor cuidado sobre el resultado del Congreso y mucho más si no hay una unión íntima de opinión…pues esto me interesa más que todo, porque está ligado al bienestar general”.
 Durante el mes de febrero de 1816 continuó escribiendo a Godoy Cruz; “Si un país poblado, ilustrado, agricultor, comerciante y artista, como los americanos del Norte han tenido tantos problemas para constituir una federación, ¿Qué será de nosotros, que carecemos de aquellas ventajas?,,,,” ”¿Si las provincias son tan débiles, qué nos pasará aún aisladas?.
Para el mes de marzo le advierte a su interlocutor, que el objetivo principal deberá ser emanciparse del sometimiento español.  “…Sin artes, ciencia y agricultura, las Provincias Unidas no podrán constituirse en República”. “Acaso en el fermento horrendo de pasiones existentes, de pueblo contra pueblo,,, ¿Podremos constituirnos en Nación?....”Seis años contamos desde la Revolución y los enemigos por todas partes nos oprimen… ¡y nuestra desunión es la causa!.
Para San Martín, el remedio de todos los males era la Soberanía y exigía que la Declaración de Independencia no pasara de ese año. …”¿Hasta cuando esperaremos para declarar la Independencia?...¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree que dependemos?
…¡Ánimo amigo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas!.

La presión ejercida por el General San Martín sobre algunos de los representantes al Congreso y posteriormente y en especial sobre su gran amigo Narciso de Laprida, quien a la sazón se había constituido en Presidente de la Asamblea, contribuyó a la decisión final y con el Acta de la Independencia en la mano, el Gran Capital de los Andes pudo comenzar su periplo emancipador por América.

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