lunes, 10 de abril de 2017

Cachetazo Macriano
La Historia. “el pasado pisado”

                                           Alberto Carbone

Si la Historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra Historia. La verdadera Historia. Quien quiera oír que oiga”.
Eduardo Mignona


Frederick Nietzsche solía decir que “…a veces la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas” También dijo: “la Historia no es los pasado, sino lo que recordamos del pasado”.
Este comentario lo divulgaba también el gran escritor colombiano Gabriel García Márquez.
Evidentemente, en Latinoamérica toda y en el país de los argentinos tenemos un problema con ese tema en particular.
Otro gran exponente latinoamericano del premio Nobel de literatura, el guatemalteco Don Miguel Ángel Asturias, supo escribir en uno de sus libros que: “la memoria es una viejecita ciega que de noche y a los tumbos se aprende el camino”.
En fin. Experiencias, recuerdos, tropiezos y ceguera. Ese parece ser el camino del Calvario elegido por el electorado argentino.
Un año antes de que el actual gobierno comenzara su periplo direccionando nuestro país a su autodestrucción, lo advertimos desde estas páginas. No por adivinos y falsos profetas. No por eximios conocedores de la realidad política nacional e internacional, ni por ser grandes pensadores. La verdad es que cualquier argentino con memoria lo advertía en ese momento.
No se puede destruir la economía nacional, desarticular el mercado interno de consumo y pretender a la vez progreso y bienestar. O son ignorantes o nos están mintiendo. Creo que hay un poco de todo en este elenco gubernamental.
A esta altura usted sabe quién se perjudica y quién se beneficia dentro de este Modelo de país.
Los únicos sectores de la economía nacional que han crecido y prevén un futuro venturoso son los grupos exportadores de materia prima.
¿Usted advirtió por ejemplo, cual es el vehículo más vendido en la Argentina?. Pregunte si no lo sabe y de paso averigüe cuál fue el de mayor venta durante la década posterior, la década que los discípulos del Clarinete denominan “perdida”. Nosotros desde estas páginas libres e independientes pudimos hablar, pudimos anticipar lo que se aproximaba, pudimos sembrar  nuestra palabra con la autenticidad que emana de este Medio de Comunicación ecuánime.
Resulta que los fanáticos detractores a sueldo de los grandes Medios nacionales, nos juraron y perjuraron que la administración del país estaba mal, que era necesario un cambio de timón, que con el cambio de gobierno no íbamos a perder nada de lo conseguido durante los últimos doce años y paralelamente íbamos a crecer más a través de la apertura de la economía.
Aquí lo tiene usted. Esto es lo conseguido a través de su voto. No alcanza que diga que no lo votó, como hacen muchos, porque no podemos negar la realidad. Este hombre ganó y ahora es dueño y señor de un impresionante barco, sin timonel. Tampoco sirve que acepte que lo hizo porque creyó indispensable un “cambio”. Sabe una cosa, esta última excusa es la peor. Porque cuando uno se propone cambiar, primero debe pensar el movimiento, evaluarlo, percatarse respecto de las condiciones de posibilidad del cambio y proceder en consecuencia.
Si usted se justifica por la segunda opción, diremos que cambió por lo que había. Se decidió por la oferta, diríamos. Bueno, ahora se está enterando que la oferta no valía nada. Que ni siquiera aquellos que tienen responsabilidad parlamentaria saben expresar la dirección y el sentido de esta administración. Cuando el cinismo que niega realidades y la petulancia de quienes creen que saben lo que desconocen, se enseñorea entre los dirigentes políticos con responsabilidad de gobernar, estamos perdidos.
Ya que estamos con frases célebres le recuerdo otra, una de China, seguro tiene más de mil años y dice así: “Dime de que te jactas y te diré de que adoleces”
 Aunque jamás lo reconozca, aunque no se anime a decirlo en voz alta, con un poco de racionabilidad lo debería admitir para sus adentros.

No alcanza justificarse con el estúpido estigma que se escucha bastante: “Son todos iguales”. Porque no es así. No son todos iguales o usted sigue sin entender nada y este “cachetazo macriano” no le ha alcanzado para valorar el tremendo fracaso de su decisión electoral.

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