sábado, 17 de junio de 2017

El dilema de la Clase Media


Por Alberto Carbone

Los últimos dos años han dejado diversas enseñanzas para quienes tienen la vocación de intentar aprender y prestar atención a la situación social y política del país.
Esta perfectamente claro, para quienes mantengan ojos atentos,  posturas racionales y estimulen aunque más no sea una pequeña autocritica, que el apoyo a Cambiemos, desvió la ruta del país, conduciéndola por carriles disímiles, a través de decisiones que orientaron el camino hacia otros objetivos.
Creo conocer bastante bien las tradiciones y valores sociales y morales de un amplio sector de Clase Media argentina, a ese sector pertenezco e interpreto bien que esa parcialidad social no tolerará jamás reconocer cierta clase de errores, que los comprometa con reconocer sentirse responsables de un desacierto en la elección de un candidato, creo más bien, que antes de ello, justificará ese voto como su reacción particular y privada, contra el modus operandi establecido durante doce años, que a su juicio, debía concluir.
Sin saber muy bien explicar la razón, estos representantes del sector medio de la sociedad, explican su voto anti K, como un amparo ante el avance de los beneficios de los grupos sociales más humildes, que se sostenían en la política de contención social para evitar buscar trabajo. Un enorme porcentaje de votantes, responsabilizó a la Administración anterior, de haber otorgado prebendas de índole económica a los más pobres, a costilla del aumento de impuestos a los Sectores Medios.  Esa es la justificación política de este grupo social que ignora qué quiere decir la palabra política, pero que la define según los dictámenes de parámetros establecidos por la Cadena multimediática del Diario Clarín y sus secuaces.
¿Sabe por qué se lo digo?. Porque si no fuera así, ¿dígame quienes pagan hoy las prebendas que la Administración Macriana le ha otorgado al sector social más adinerado de la Argentina?.
¡La que soporta la carga tributaria mayor en este país sigue siendo la Clase Media!.
¡Con la diferencia que ahora, los que estaban bien económicamente en la Era K, siguen estándolo y la situación de los más vulnerables ha recrudecido!.
Muchos votantes ya han tomado una determinación. En las elecciones próximas no acompañarán a Cambiemos. No repetirán el error. ¡Pero como es un error no reconocido, tampoco acompañarán a Cristina!. Nos encontramos entonces frente a un dilema crucial, que puede teñir los próximos años de nuestro país.
Ante las multiples ofertas electorales que se producirán este año, estarán las que brinden las parcialidades peronistas.
¡El Peronismo irá dividido a la contienda electoral, para regocijo de Cambiemos!.
No voy a detenerme en la elucubración de la conveniencia o no de las PASO. Solamente quisiera que atentamente evaluemos qué puede pasar en una elección dónde el Peronismo se enfrente a sí mismo y le otorga campo disponible a la actual Administración para que a sus anchas y sin poseer candidatos de fuste, triunfe sin despeinarse.
Aquí entra en juego la evaluación de los acontecimientos. Si el amplio sector social que votó Cambiemos con la sola intención de que perdiese el FpV, no reconoce el error de haber cambiado un caballo por un burro, repetirá el error.
A esta altura, la coyuntura me incita a pensar que con esta ecuación el gran ganador es el FR, a quien definiremos como el tercero en discordia.
Aquellos votantes de Sergio Massa, que en la elección definitiva optaron por Macriano, ahora volverán a Massa.
No importa el Proyecto, no interesan los candidatos. Para la Clase Media son todos iguales. ¡Lo único que saben seguro, es que no puede volver Cristina al ruedo político!.
La presión de los Medios de Comunicación Masiva es elocuente. No ha sucedido sólo en nuestro país. No estoy infiriendo que los votantes argentinos son irracionales. Lo mismo ha sucedido en casi todo el mundo.
¡Aconteció en el propio EE.UU de Norteamérica, con la victoria inesperada de Donald Trump!.
Sucedió en Gran Bretaña con el triunfo del Brexit, impulsado por los más importantes comunicadores sociales.
Ocurrió en España cuando después de un año de intentar formar gobierno, repitieron la elección y volvió a triunfar Mariano Rajoy.
La opinión pública, naturalmente despolitizada, desinteresada y asqueada de esos temas, se deja llevar por los trascendidos periodísticos y vota en consecuencia.
El resultado: Usted lo está viendo. Si no lo ve lo siente en el bolsillo. Si no lo siente en el bolsillo entonces, quédese tranquilo, porque probablemente pertenezca al sector social que votó conscientemente, a favor de si mismo.

miércoles, 7 de junio de 2017

La conjura de los necios
 Necio es quien insiste en los propios errores o se aferra a ideas o posturas equivocadas, demostrando con ello poca inteligencia.




Por Alberto Carbone

Hace pocos años, durante un viaje a la ciudad de Cusco, fui invitado a presenciar un recital de música andina dentro de la imponente catedral. Resultó ser un grupo de origen chileno, muy bien formado y de excelente calidad artística. Concluido el evento, me acerqué a uno de sus integrantes para felicitar al conjunto, y le referí respecto del buen nivel ejecutado, haciéndole referencia a que una vez más los chilenos demostraban la eximia calidad interpretativa de los instrumentos del altiplano, como lo hacían varios de los conjuntos transandinos que conocí durante todos estos años. También destaqué la amabilidad y la fraternidad que denota por lo menos la mitad de su pueblo, lamentando que la otra, necia e ignorante, se mantuviera aferrada en la defensa de la dictadura pinochetista, a pesar de las heridas, demostraciones palpables de dolor y sometimiento que padeció la sociedad y de las pruebas de entrega y vaciamiento económico soportado por ese país. El joven músico se sonrió y como toda respuesta dijo: “tenías que ser argentino”.
Hoy, algunos años después de estos acontecimientos, descubro con dolor que lo expresado en aquel momento por el músico chileno es cierto en la actualidad. Porque en aquel entonces, como argentino, me expresé con sorna hacia el pueblo hermano transandino y desde una postura de falsa superioridad, error que cometemos demasiadas veces los porteños en el exterior, dictaminé que el cincuenta por ciento de los chilenos no habían comprendido el cambio de época y consecuentemente, no habían advertido los cambios políticos que empezaban a efervescer en América Latina. Tal vez por ello, después de tantos años de finalizada la dictadura, persistían en su defensa.
Pero el tiempo se encarga de todo. Así dice un viejo proverbio. Porque con el transcurso de los años, los argentinos también bebieron de esta pócima.
Después de la violenta depresión que significó en nuestro país el año 2001, que provocó hambre y desolación para toda la sociedad, pero sobre todo la destrucción de valores y costumbres en la enorme Clase Media que nos representa, el país vivió doce largos años de estabilidad y recurrente prosperidad, impulsada a través de medidas políticas que se tomaron con decisión y valentía, a pesar de profundas críticas que desembozadamente proferían los sectores sociales de mayor poder económico.
Por sobre todos esos factores que se oponían a la nueva empresa y contra viento y marea, la política económica y social del Kirchnerismo se afianzó, recuperando el bienestar que creían perdido, de vastos sectores de la sociedad.
Sin embargo, mucha gente perteneciente a la voluminosa Clase Media nacional, que experimentó mejoras sustanciosas durante aquellos doce años, no dudaron en escuchar los cantos de sirena de periódicos como La Nación, que jamás representó a otro Sector que el agrícola-ganadero, o los fragorosos toques de Clarín, llegados desde el autotitulado “gran Diario Argentino”. ¡Sabe hasta lo que he escuchado en este país Sr. Lector?. ¡Que el Kirchnerismo se había robado todo!. ¡Que si cada uno de nosotros estaba mejor era por esfuerzo propio y no por la política del Kirchnerismo!. ¡¡¡Que lo mejor era un cambio político para que los malos no se perpetuaran en el Poder!!!.
¿Sabe Sr. Lector cuál fue el remedio que encontró esa gente que hablaba así, para terminar con el Kirchnerismo?.
“Votarlo a Macriano”!!!!!.
¡Si!. ¡¡Se lo juro!!. ¡¡¡Hubo gente en este país que prefirió votar a semejante pánfilo con tal de terminar con el Kirchnerismo!!!!. Con ese Kirchnerismo que le permitió viajar al exterior, cambiar casa y auto, comprarse ropa, tener un hijo y poder mantenerlo, y para los menos pretensiosos, cambiar el celular!!. 
Situaciones todas que para el desvergonzado de González Fraga, no deberían haber estado jamás accesibles para la inmensa mayoría de la Clase Media.
¡¡Una aseveración que demuestra una vez más que los logros sociales se deben a las políticas implementadas por el gobierno y no solo al esfuerzo individual!!. ¡¡Si no dígame porque ahora no puede acceder a todos los bienes que antes sí accedía con el Kirchnerismo!!!!!.
Pero ahora quienes votaron a Macriano o lo niegan, se esconden, o sueltos de cuerpo, lo justifican.
Es como si hubiera una especie de acuerdo tácito e irracional. Pareciera que algunos enceguecidos y caprichosos no quieren reconocer su error, aun advirtiendo que están cada vez peor en relación con los años anteriores.
A veces daría la impresión de que se tratara de una especie de confabulación a través de la cual evitar reconocer un error flagrante y de esa forma sentirse menos desvalido intelectualmente.
A mal de muchos consuelo de tontos, decía mi abuela. Para ser necio y pasar inadvertido, no hay nada mejor que juntarse entre varios, un grupo lo más numeroso posible. En medio de la igualación de pareceres, parecer así un poco más parecido a la normalidad. Esa normalidad que otorga la “norma”. La que impera como modelo desde las páginas de Clarín o desde la Nación. El individuo normal que vota a Macriano por recomendación de Canal 13 o de TN.

 Esa normalidad asociativa que conspira contra ellos mismos y los hace vivir con la alegría de estar un poco peor cada día. “Vivir en la incertidumbre del futuro incierto”. No lo digo yo, lo dijo el ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, ese, que puso Macriano. Una conspiración que es propia de los necios y que yo, inocentemente, creí que en la Argentina no se cosechaba.