Ave Cesar. Los
que van a morir te saludan
Por Alberto
Carbone
Dios nos
libre de los lobos vestidos de ovejas, del odio detrás de una sonrisa, de la
envidia disfrazada de amor, y de la falsedad disfrazada de amigo.
Quizá
deba estar reservado al campo de la psicología el estudio de lo que sucede con
tantos individuos en la Argentina. Me refiero a los sobrevivientes de casi tres
años de un mandato constitucional antológico, sin precedentes en nuestra
historia que continúan afirmando que volverían a votar la actual Alianza
gubernamental a pesar de reconocer no estar viviendo una etapa positiva, so
pretexto de renegar de la anterior administración nacional.
Las
referencias son variadas. El caballito de batalla gira en torno a la crítica
respecto de la corrupción. Así nomás, a secas.
Si
usted osa reclamar definiciones, puntualizaciones respecto de los casos
ocurridos, intenta que alguien defina la magnitud e implicancias de lo
acontecido, que se establezcan comprobaciones, etc., la respuesta a todo
reclamo de evidencia es a través de la misma fórmula: la ambigüedad, la
generalidad, la mención de algún caso emblemático ampliamente difundido por los
medios periodísticos concentrados y la negativa a reconocer las evidencias
acontecidas durante este mandato constitucional.
Vivimos
en una sociedad complotada contra sí misma que no quiere advertir la evidencia
de la manipulación mediática, para no aceptar su necedad, para no reconocer su
ignorancia.
Las
vicisitudes por las que atravesamos exceden el trauma económico y social. Los parámetros
medidos por el Indec actual y circunscriptos a la etapa renombrada como “Década
Ganada” que expresan una movilidad social ascendente, con la consecuente
elevación de la calidad de vida e incremento salarial acompañando a la
inflación entre otros guarismos, no son siquiera advertidos por un amplio
sector del cuerpo social o directamente son negados o desmentidos, recurriendo
a los datos suministrados por los medios masivos de comunicación que respaldan al
gobierno.
Párrafo
aparte. ¿Ante la formidable concentración mediática que ha permitido el
gobierno de Macriano, el próximo gobierno “democrático” tendrá que rendirse
ante la evidencia y sellar un pacto de no agresión con el Sr. Magneto?.
Reflexione
respecto de cuántos medios locales opinan sobre la fabulosa concentración mediática
actual.
La
excesiva alza de los servicios básicos actuales son aceptados con la irónica
frase: “lo que pagábamos era muy poco”. A nadie le interesa si lo que pagamos
ahora repleta las arcas de las empresas prestatarias a cambio de ningún
beneficio para el consumidor. Todo es justificado sin ninguna explicación
racional.
A
usted; ¿ni siquiera le parece extraño?. Seguro que no. Porque si votó un
cambio, debe estar contento con que el veinticinco o treinta por ciento de su
salario sea tragado por los costos de los servicios públicos esenciales, o tal
vez no se detenga a pensarlo.
“A
mí me cuesta pagar las tarifas, pero por lo menos los vagos “planeros” que
mantenía la “yegua” van a tener que buscarse un trabajo si quieren tener luz,
agua y gas”. Esta es otra respuesta que he escuchado de los “eminentes
intelectuales” de la Clase Media argentina.
“Yo
no entiendo nada de política, pero voté a Cambiemos porque quería un cambio”.
Otra genialidad de los mismos cráneos.
Cuando
se les recuerda que el Dr. González Fraga, actual Presidente del Banco Nación
exclamó: “Se acostumbraron a la mentira de que con un sueldo “medio” de un
ciudadano “medio” podían cambiar celular, auto y viajar al exterior”, contestan
no haber escuchado la frase.
Sabe
una cosa. Yo también soy Clase Media. Pertenezco a un reducido núcleo de ese
sector que piensa en los demás, que advierte que siempre existe alguien que
está en peor condición, que necesita empleo, alimentarse, una mano de su
congénere. Que cree en la solidaridad como instrumento de vida.
No
todos somos necios e ignorantes. No ignoramos que es posible un país plural, en
el cual cada quien tribute lo que le corresponde según sus ingresos, donde los pobres puedan seguir viviendo
incorporándose a la sociedad con posibilidades y aspiraciones a elevar su
condición. Como le sucedió a la inmensa mayoría de los inmigrantes paupérrimos
que llegaron a la Argentina entre los años 1876 y 1910. Más de cuatro millones
de almas con hambre y sin trabajo que lograron ascender socialmente a través de
la mejora que obtuvieron en la formación de sus hijos y nietos, a pesar de que
quienes los trajeron para trabajar, antecesores de Macriano, no lo deseaban e instrumentaban
políticas que contribuían a achatarlos y perpetuarlos en su condición
miserable, promoviendo que permanezcan dentro del más oscuro pozo de ignominia
para consolidar la mano de obra barata. El viejo proyecto liberal de edificar
un país para pocos, tal y como persiste en ese empeño el gobierno actual, con
la complicidad de muchos descendientes de aquellos inmigrantes, que ahora como
Clase Media, amparados en la necedad, ignoran que la gran mayoría de pueblo
argentino no puede sobrevivir con hambre e injusticia y ciegos persisten en
votar a quienes terminarán con todas sus expectativas.
La
Clase Media argentina que vota a “Macriano” me recuerda lo que sucedía con los
gladiadores en el Circo Romano durante el emperador Tito. Antes de afrontar a
los leones ingresaban a la arena y exclamaban; “Ave Cesar, los que van a morir
te saludan”.