jueves, 23 de abril de 2020


Hijos de Pauta
por Alberto Carbone
 
“El periodismo es la primera versión de la historia”
 
Es realmente improbable que podamos hablar de seriedad y ecuanimidad al referirnos a los sucesivos abordajes periodísticos orales o escritos elaborados por los miembros de los más importantes Medios de Comunicación masiva. Sin necesidad de un exhaustivo análisis, se puede advertir en cada uno de ellos la animosidad demostrada en la falta total de objetividad y en el impulso irrefrenable y mordaz de orientar subjetivamente las conclusiones y las afirmaciones a las que se arriba.
El ejército de escribas y de alternativos locuaces dirigen sus ditirambos hacia su único y definitivo Dios, cuyo único atributo es el irrenunciable emolumento con el que estos charlatanes satisfacen su razón de ser.
El periodismo analítico, inteligente, racional, desaparece, trastoca su íntima significación por la verborragia y el estilo impúdico que un sector no menor de sus mentores establece de manera procaz a cambio de una importante satisfacción monetaria.
Es que los propios Medios de Comunicación han crecido tanto que irrumpen con su voz en el centro de las decisiones políticas y en muchos casos las fagocitan, amparados en la capacidad que poseen de ser agentes de presión sobre la opinión pública.
Entonces, son los Medios de Comunicación con su luz propia quienes se apoyan en la labor de sus adláteres, que como peones en un tablero de ajedrez avanzan con la palabra empuñada como espada que defiende la postura de sus líderes.
Los verdaderos factores de Poder Económico, tanto en nuestro país como en el resto del mundo se han sintetizado, hoy son muchos menos y más poderosos. Las grandes empresas internacionales, los grandes Bancos, las robustas compañías financieras, a los que hay que agregar los Medios de Comunicación, que se expanden por el mundo fortalecidos y se afianzan.
En nuestro país, el multimedios Clarín posee hasta Bonos de la Deuda Externa. Es improbable que algún representante multimediático de esta empresa mencione al aire o redacte alguna opinión que como raro sortilegio se oponga a los intereses del mandamás.
A todo lo dicho agreguemos que los grandes empresarios del país condicionan el libre albedrío y las opiniones de los analistas a través de su jugoso aporte pecuniario.
Las empresas pautan en las emisiones de los Medios de Comunicación y también en los propios Medios. Los conductores de los programas periodísticos son hijos y dependen de esos emolumentos. Más de uno resolvió todos sus problemas económicos fruto de esta alquimia.
Una vía de solución a todo este embrollo hubiera sido la consecución de la Ley de Medios, pero como se ha visto esa Ley no alcanzó a ver la luz en su totalidad a raíz de una zancadilla que los propios Medios hicieron al Poder Político con la colaboración del Poder Judicial. En la actualidad, esa relación entre Poder Judicial y Medios de Comunicación Masiva con la anuencia del Poder Económico real, persiste.
Como verá: tutto è lasciato in famiglia

 
 
 
 
 
 

sábado, 11 de abril de 2020


ECCE HOMO
 
 
 

por Alberto Carbone

 

Inmersos en una pandemia tan inesperada e imprevisible, los argentinos encontramos en la figura del Presidente Fernández una sorprendente personalidad, hábil conductor de mentalidad precavida y previsora.

¿Se le ha ocurrido pensar que hubiera acontecido si este infortunio nos hubiera sucedido durante el anterior mandato?.

Es ciertamente probable que el mal llamado “mejor equipo de los últimos cincuenta años” nos hubiera empujado directamente hacia el precipicio.

¿Se imaginó en estos últimos meses a Macri conduciendo los avatares pandémicos?.

Lo nombro a él sólo por sanidad, por el bien de usted y el mío. Por no pasar revista a los nombres que lo acompañaron durante el calvario que nos tocó vivir en los últimos cuatro años y por no extraviar este relato pensando que de haber triunfado “Juntos por el Cambio” podríamos haber caído en manos de aquellos incapaces.

Sin embargo no me preocupa tanto esa circunstancia como la desesperanzadora evidencia de observar que en las últimas elecciones un cuarenta por ciento del electorado apostó con su voto a la gestión anterior.

A la luz de los acontecimientos no parece grave esa circunstancia, porque la mayoría del electorado optó por modificar el estado de situación y el Macrismo perdió en primera vuelta. Ahora, si me apura un poco, pareciera que jamás estuvimos bajo el influjo Macriano. Que la memoria nos hubiera enredado en una gigante hipérbole y sustraído de las fauces más tenebrosas de los peores recuerdos, dejando instalados en el olvido: los negociados, las cuentas of short, las reposeras.  ¡Piense que solamente pasaron cuatro meses!. Pero si evaluamos la realidad electoral tal cual se nos presenta y medimos la dimensión de los factores de Poder en la sociedad, vamos a concluir que lo sucedido fue muy grave y continúa siéndolo.

El cuaterno Macriano galvanizó el peso específico  de nivel socio-económico de los tradicionales factores de Poder, mellando aún más el estrecho movimiento del Poder Político.

En síntesis, la democracia es evaluada y tamizada por los grupos de Poder económico que se plantan dentro de la sociedad a través de los Medios de Comunicación Masiva, quienes a partir de su impronta férrea y concentrada, operan sobre la opinión pública.

 Lo que haga Fernández hoy es evaluado por toda la comunidad, por quienes lo votaron y por quienes no lo votaron, ambas posiciones examinan la actitud del Primer Mandatario como si se tratase de un análisis del deber ser, como el lógico proceder de un Presidente en funciones que debe mitigar por todos los ciudadanos. Pero un ínfimo porcentaje de quienes no lo votaron se digna a reconocerle carácter y vocación necesaria para conducir la debacle. La gran mayoría de los votantes de Cambiemos no reconocen lo que hubiera sucedido con otro resultado eleccionario. Qué país y qué conducción tendríamos en otra circunstancia, porque de haber triunfado quienes votaron ellos seguramente el país sería un marasmo.

Por eso Fernández es “el hombre elegido”, es el más votado, es quien recoge mayores adhesiones, pero el electorado argentino todavía mantiene para sí mismo una deuda con su honorabilidad, con su credibilidad, con su estado de madurez. Un reconocimiento para adentro, una autoevaluación, una autocrítica. Un vibrante y saludable autoanálisis que de llevarse a cabo, permitirá sin dudas que la democracia mejore para el bien de la mayoría.