Hijos de Pauta
por Alberto Carbone
“El periodismo es la
primera versión de la historia”
Es realmente improbable que podamos hablar de seriedad y ecuanimidad al
referirnos a los sucesivos abordajes periodísticos orales o escritos elaborados
por los miembros de los más importantes Medios de Comunicación masiva. Sin
necesidad de un exhaustivo análisis, se puede advertir en cada uno de ellos la
animosidad demostrada en la falta total de objetividad y en el impulso
irrefrenable y mordaz de orientar subjetivamente las conclusiones y las afirmaciones
a las que se arriba.
El ejército de escribas y de alternativos locuaces dirigen sus ditirambos
hacia su único y definitivo Dios, cuyo único atributo es el irrenunciable
emolumento con el que estos charlatanes satisfacen su razón de ser.
El periodismo analítico, inteligente, racional, desaparece, trastoca su
íntima significación por la verborragia y el estilo impúdico que un sector no
menor de sus mentores establece de manera procaz a cambio de una importante
satisfacción monetaria.
Es que los propios Medios de Comunicación han crecido tanto que irrumpen
con su voz en el centro de las decisiones políticas y en muchos casos las
fagocitan, amparados en la capacidad que poseen de ser agentes de presión sobre
la opinión pública.
Entonces, son los Medios de Comunicación con su luz propia quienes se
apoyan en la labor de sus adláteres, que como peones en un tablero de ajedrez
avanzan con la palabra empuñada como espada que defiende la postura de sus líderes.
Los verdaderos factores de Poder Económico, tanto en nuestro país como
en el resto del mundo se han sintetizado, hoy son muchos menos y más poderosos.
Las grandes empresas internacionales, los grandes Bancos, las robustas compañías
financieras, a los que hay que agregar los Medios de Comunicación, que se
expanden por el mundo fortalecidos y se afianzan.
En nuestro país, el multimedios Clarín posee hasta Bonos de la Deuda
Externa. Es improbable que algún representante multimediático de esta empresa mencione
al aire o redacte alguna opinión que como raro sortilegio se oponga a los
intereses del mandamás.
A todo lo dicho agreguemos que los grandes empresarios del país
condicionan el libre albedrío y las opiniones de los analistas a través de su
jugoso aporte pecuniario.
Las empresas pautan en las emisiones de los Medios de Comunicación y también
en los propios Medios. Los conductores de los programas periodísticos son hijos
y dependen de esos emolumentos. Más de uno resolvió todos sus problemas
económicos fruto de esta alquimia.
Una vía de solución a todo este embrollo hubiera sido la consecución de
la Ley de Medios, pero como se ha visto esa Ley no alcanzó a ver la luz en su
totalidad a raíz de una zancadilla que los propios Medios hicieron al Poder
Político con la colaboración del Poder Judicial. En la actualidad, esa relación
entre Poder Judicial y Medios de Comunicación Masiva con la anuencia del Poder Económico
real, persiste.
Como verá: tutto è lasciato in famiglia
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