ECCE HOMO
por Alberto Carbone
Inmersos en una pandemia tan inesperada e imprevisible, los argentinos
encontramos en la figura del Presidente Fernández una sorprendente
personalidad, hábil conductor de mentalidad precavida y previsora.
¿Se le ha ocurrido pensar que hubiera acontecido si este infortunio nos
hubiera sucedido durante el anterior mandato?.
Es ciertamente probable que el mal llamado “mejor equipo de los últimos
cincuenta años” nos hubiera empujado directamente hacia el precipicio.
¿Se imaginó en estos últimos meses a Macri conduciendo los avatares
pandémicos?.
Lo nombro a él sólo por sanidad, por el bien de usted y el mío. Por no
pasar revista a los nombres que lo acompañaron durante el calvario que nos tocó
vivir en los últimos cuatro años y por no extraviar este relato pensando que de
haber triunfado “Juntos por el Cambio” podríamos haber caído en manos de
aquellos incapaces.
Sin embargo no me preocupa tanto esa circunstancia como la desesperanzadora
evidencia de observar que en las últimas elecciones un cuarenta por ciento del
electorado apostó con su voto a la gestión anterior.
A la luz de los acontecimientos no parece grave esa circunstancia,
porque la mayoría del electorado optó por modificar el estado de situación y el
Macrismo perdió en primera vuelta. Ahora, si me apura un poco, pareciera que
jamás estuvimos bajo el influjo Macriano. Que la memoria nos hubiera enredado
en una gigante hipérbole y sustraído de las fauces más tenebrosas de los peores
recuerdos, dejando instalados en el olvido: los negociados, las cuentas of short,
las reposeras. ¡Piense que solamente
pasaron cuatro meses!. Pero si evaluamos la realidad electoral tal cual se nos
presenta y medimos la dimensión de los factores de Poder en la sociedad, vamos
a concluir que lo sucedido fue muy grave y continúa siéndolo.
El cuaterno Macriano galvanizó el peso específico de nivel socio-económico de los tradicionales
factores de Poder, mellando aún más el estrecho movimiento del Poder Político.
En síntesis, la democracia es evaluada y tamizada por los grupos de
Poder económico que se plantan dentro de la sociedad a través de los Medios de
Comunicación Masiva, quienes a partir de su impronta férrea y concentrada,
operan sobre la opinión pública.
Lo que haga Fernández hoy es
evaluado por toda la comunidad, por quienes lo votaron y por quienes no lo
votaron, ambas posiciones examinan la actitud del Primer Mandatario como si se
tratase de un análisis del deber ser, como el lógico proceder de un Presidente
en funciones que debe mitigar por todos los ciudadanos. Pero un ínfimo
porcentaje de quienes no lo votaron se digna a reconocerle carácter y vocación
necesaria para conducir la debacle. La gran mayoría de los votantes de
Cambiemos no reconocen lo que hubiera sucedido con otro resultado eleccionario.
Qué país y qué conducción tendríamos en otra circunstancia, porque de haber
triunfado quienes votaron ellos seguramente el país sería un marasmo.
Por eso Fernández es “el hombre elegido”, es el más votado, es quien
recoge mayores adhesiones, pero el electorado argentino todavía mantiene para
sí mismo una deuda con su honorabilidad, con su credibilidad, con su estado de
madurez. Un reconocimiento para adentro, una autoevaluación, una autocrítica.
Un vibrante y saludable autoanálisis que de llevarse a cabo, permitirá sin dudas
que la democracia mejore para el bien de la mayoría.
De solo imaginar a Macri en este momento, se me iriza la piel. Igualmente, todas estas medidas, sacudirán de manera muy negativa el futuro económico del país y de todo el mundo. Habrá que trabajar mucho en ese sentido. Por ahora, a quedarse en casa.
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