sábado, 6 de mayo de 2023

 

La Vida es Sueño.

Paso a Paso



Alberto Carbone

 

¿Qué es la vida?. Un frenesí. ¿Qué es la vida?. Una ilusión.

Una sombra. Una ficción y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño y los sueños. sueños son.

Pedro Calderón de la Barca

 

La expectativa de las Paso tiene en ciernes al grueso de la Clase Política.

No así a la inmensa mayoría de la ciudadanía.

La gente de a pie no está pensando en candidaturas, en nombres o en protagonistas decisorios del nuevo proceso electoral que comenzará próximamente.

Esta circunstancia es así, me parece, porque la gente común se siente asfixiada ante los embates que recibe cotidianamente de la coyuntura.

Los sectores Medios discurren entre dilemas diversos.

Entre las deudas sucesivas que fueron incorporando a su vivir, los elevados gastos de la medicina privada por ejemplo, el incremento de los costos de las escuelas de sus hijos, las tarifas de los servicios, el alquiler, el mantenimiento del auto, en síntesis, la demolición del poder adquisitivo.

Los sectores bajos de la población, que dolorosamente llegan a fin de mes y que si aún no pertenecen al cuarenta por ciento de desocupados, perciben que su ingreso magro no los habilita a constituir un digno bienestar para su familia.

Y por último, los más pobres, los abandonados por el Sistema, los marginales habitantes de humildes barriadas o quienes se posesionaron de la calle como último recurso para su vida.

En resumidas cuentas, la gente está sola o solamente cohabita con sus padecimientos.

Yo advierto y reconozco que los políticos posean y habiliten en acción sus intereses de grupo y personales que los compele a resolver su permanencia en algunos casos o su acceso en la gestión pero adivino que al constituirse el proceso de las Paso como un requerimiento generalizado, la participación electoral se evidenciará significativamente inferior a las expectativas de quienes están fuertemente interesados.

El sueño de poseer, de reconocerse a sí mismo en la propiedad de un objeto o manifestado directamente en la venturosa premonición de un futuro cálido y estable, sigue siendo un bien que fortalece y proyecta las expectativas de la gran mayoría de la civilidad.

Pero los sueños configuran en realidad un deseo irrealizable si los proyectos políticos no cristalizan con esas aspiraciones.

La Democracia como Sistema ordenador político se ha transformado en una cáscara vacía. Los electores, únicos y valiosos mentores de cambio y consolidación de Modelos de Administración, son promovidos, direccionados y ordenados por el envión paradigmático que dictan los sectores de Poder real desde los Medios de Comunicación.

En esta circunstancia, la necedad de los sufragantes se consolida como generalidad. Nadie de los empadronados jamás será capaz de reconocer este procedimiento mordaz e imperativo sobre el “sentido común” de la sociedad, porque aceptarlo implicaría otorgarle a ese Poder masivo comunicacional el dominio de la razón sobre los transeúntes.

La gente entonces calla y otorga.

No interpela a la política y acepta con mansedumbre lo que está bien y lo que está mal, según lo consigne la arbitrariedad de los mandamases.

Quienes mandan, además ubican a sus bobos con carnet para que procedan y defiendan lo que se les ordena. Como prevalecen activos y discursivos en los Medios de comunicación cotidianamente, sin que exista repregunta alguna sobre sus decires, los incapaces recitan lo ordenado a cambio de favores en cargos y en especias.

Parece así entonces que los  únicos sueños capaces de hacerse realidad son los que poseen y defienden los grandes factores de Poder, traducidos en lengua vulgar y cotidiana por sus adláteres pagos.

Recuerde siempre que la Plutocracia es el gobierno del dinero.

No vaya a ser que nuestra débil Democracia se consolide definitivamente en la defensa de los intereses de las minorías, apuntalada por el voto de las mayorías de quienes trabajan y no pueden prosperar. La inmensa mayoría de gente que por necedad, desinterés, vulgaridad y propensión al auto exterminio vayan paulatinamente olvidando que alguna vez, ellos también tuvieron sueños.

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