Sergio y la Historicidad
por Alberto Carbone
Historicidad es un concepto
definido por Herodoto de Halicarnaso referido al entramado de circunstancias
producidas por uno o más individuos que relacionadas cobran sentido y
garantizan las condiciones para que un proceso vital se manifieste.
En ciertas oportunidades, un
individuo puede transformarse en artífice de la transformación.
En general, son las condiciones
materiales y sociales que aunadas sintetizan y encaminan la mayoría de las
variables para que emerja palmaria y transparente la nueva realidad.
Una persona generalmente surge,
aparece y condensa en actos los pensamientos e intencionalidades de las
mayorías.
Así le manifesté hace más de
veinte años a Saúl Ubaldini, a instancias de una entrevista configurada con el
objeto de rememorar aquellos años aciagos por la lucha y las reivindicaciones
que encabezara el líder sindical desde la CGT, cuando la Democracia volvía a
nacer en nuestro territorio.
Saúl, que por supuesto no
conocía el término, nadie que no haya sido atravesado por esta actividad
precisa de investigación y análisis de los procesos humanos posee la noción de
conceptos característicos. Sin embargo se interesó por el tema. Advirtió que el
peso específico del proceder de algún actor principalísimo, podía enmarcarlo
como sujeto eficaz dentro del desenvolvimiento de la sociedad a la que
representa.
Ciro I Rey de Persia, tomó en
serio esta idea de historicidad he hizo reflejar sus hazañas y transformaciones
en la famosa e indestructible Inscripción de Behistún.
Mucho más cerca de nuestra
contemporaneidad, el recordado abrazo entre Perón y Balbín, recientemente
bastardeado por Bullrich, fue otro ejemplo singular.
Algo similar, trascendental y
profundo, pareciera acontecer con Sergio Massa en las actuales circunstancias
de nuestro tiempo.
Porque decisiones sucesivas y
pragmáticas lo han ido configurando dentro de un proyecto político fundacional
que pretende fortalecer y consolidar la inclusión y la justicia social,
garantizando enfáticamente un modelo de crecimiento industrial que multiplique,
mejore y enaltezca a las relaciones laborales.
Así, los planetas parecieran
alinearse detrás de las intenciones del candidato, que además posee la ventura
de que su antagonista no ha conseguido jamás encender las luces necesarias para
iluminar un camino coherente y preciso que alumbre sus premeditados y porfiados
objetivos.
Parece ser que la buena
estrella de Massa se perfila brillante, luminosa.
Solamente resta esperar que el
importante sector de sufragistas que persiste en el regocijo de adolecer del
elemental sentido del oído, de la falta de dicción y entendederas, comprenda de
una vez la gravedad y el dilema por el que atraviesa nuestro país y abandone
esa voluntad de asemejarse a los hermosos y juguetones cachorros del mal
denominado libertario, para comenzar a razonar como auténtico elector.
Porque en definitiva es la
argentinidad la que debe prevalecer.
El valioso sentimiento de
Patria.
La adulación respecto de los
líderes mundiales que nos han perjudicado como país en forma permanente no es
más que el renunciamiento de los mediocres a sentirse argentinos.
Circunstancia que engloba tanto
a los falsos libertarios como a los renegados e ignorantes que se amontonan en
Cambiemos a cambio de conseguir un cargo político, en el caso de los más
despiertos o sin obtener retribución alguna, como sucede con la triste mayoría
de ellos.
Sergio ha comenzado a escribir
una nueva página de nuestra historia.
El Debate último lo ha dejado
reflejado.
Sergio ha aportado una mirada
sensible, inclusiva y patriótica contra la voz timorata, dudosa, obtusa y
vendepatria del inimaginable contendor.
La historicidad se ha puesto de
pie y ha echado a andar.
Aportemos nosotros a la marcha
de la historia.
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