Martin Miguel de Güemes
El guerrillero gaucho
alberto carbone |
Guemes y su montura |
Por
Alberto Carbone
El caudillo que recordamos a partir de este año en virtud de
consagrar como día feriado la fecha de su muerte, es don Martín Miguel de
Güemes, muy probablemente a quien la historia lo recordará siempre como el
precursor de la denominada “Guerra Gaucha”. Nació en el mes de febrero como el
Gral. San Martín y de muy pequeño vivió en Buenos Aires. Estudió en el Real
Colegio de San Carlos como la gran mayoría de nuestros patriotas y participó en
la Defensa de Buenos Aires siendo muy joven aún, como edecán de Santiago de
Liniers. Inmediatamente después, fue destinado al Alto Perú y de regreso a
Buenos Aires participó del Sitio a Montevideo. Pero en verdad debemos consignar
que su mayor trayectoria personal la cursó en su Salta natal, cuando de regreso
en 1815 a los 30 años de edad, se puso al frente de la resistencia popular
contra el invasor realista, que atacaba desde Perú y desde la actual Bolivia.
Ese año se constituyó en gobernador de su provincia, apoyado por Salta, Tarija
y posteriormente Jujuy.
Las diferencias políticas con Buenos Aires lo mezclaron en un
desafortunado desencuentro con Rondeau, quien a través de su cargo como general
del ejército del Norte intentó desarmar a los gauchos militarizados de Güemes.
Rondeau estaba más preocupado en vencer a Artigas que a los españoles. En 1816
con el apoyo del nuevo Director Supremo, Juan Martin de Pueyrredón, se selló un
acuerdo a partir del cual Salta continuaría con sus escaramuzas contra los
realistas, en una demostración fenomenal de “guerra de guerrillas”, que a la
postre evitaría el avance invasor por el Norte de nuestro país. Don Martín
Miguel fue nombrado con el grado de coronel mayor a partir del apoyo del
general San Martín, quien le confió la frontera Norte al caudillo salteño. El
general Manuel Belgrano, quien había sido nombrado general en jefe del ejército
del Norte en reemplazo de Rondeau, también le brindó su confianza y su amistad.
Los gauchos salteños impidieron durante más de cinco años
consecutivos que los españoles ingresaran a las provincias del Norte argentino.
El método salteño era atacar sin dar batalla, a través de un empellón
sorpresivo, un foco repentino que dejaba helados a los enemigos y con escasas
posibilidades de reacción. Para sostener los costos de su empresa, el designado
gobernador Güemes, estableció tributos onerosos a los miembros de la Clase alta
salteña, la que se convirtió en su enemiga y en la aliada más directa de los
españoles.
Al fin, en 1819, se produciría otro intento realista por
penetrar en la frontera Norte que duraría con intervalos hasta 1821. Güemes ya no
tenía de aliados a los porteños, porque el nuevo director Supremo José Rondeau,
su enemigo acérrimo, le negaba apoyo, por otro lado, las hostilidades con los
sectores pudientes de la sociedad salteña eran insuperables. Salta estaba en
crisis económica. Los campos arrasados y el comercio con el Alto Perú
interrumpido. Para peor de males, en
1820 la lucha entre porteños y caudillos del interior concluiría en la batalla
de Cepeda, a través de la cual caería el poder político porteño y se iniciaría
la Anarquía del Año 20. En esas circunstancias, un nuevo avance español llegó a
Salta con el auspicio de los ricos provincianos. El ataque contra los gauchos
de Güemes logró su cometido. El gobernador salteño fue perseguido hasta la casa
de su hermana Magdalena “Macacha” y asaltado por la noche, logró huir a
caballo. Durante el tumulto fue herido por la espalda y así llegó muy
descompensado a su campamento del “Chamical” donde moriría pocos días después, profundamente
afectado por una herida que no cerraba, en virtud de su carácter hemofílico.
El 17 de junio de 1821, a los 38 años se cegaba la vida de un
valiente luchador de características fuertemente populares, cuyo cuerpo fue
acompañado por miles de seguidores que no se resignaban a la infausta pérdida.
Dos días después de su deceso, el coronel José Antonio Fernández
Cornejo, quien lo reemplazara como jefe de su valiente gauchaje, expulsaría
definitivamente a los españoles de la provincia de Salta.
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