lunes, 6 de diciembre de 2021

 

El Peronismo en su laberinto



por Alberto Carbone

 

 

El Peronismo es un Movimiento Popular de Masas originado a mediados del Siglo XX en la Argentina. Su aparición no fue fortuita y su origen y procreación no surgió a partir de generación espontánea.

El surgimiento de un movimiento político que acumularía con el correr del tiempo tamaña envergadura fue fruto siempre, como acontece y ha sucedido en cada momento y lugar, de un proceso histórico a través del cual se van comprometiendo distintos sectores sociales, variadas fuerzas económicas y algunos grupos políticos, todos ellos resultantes de conglomerados diversos que van encontrando canales comunes de expresividad y confluyendo en un espacio común y representativo.

Además, en todos los casos, siempre existe un antagonista. Un núcleo o sector de interés que con apreciaciones disímiles a las promovidas, tergiversa, corroe, dispone acciones o distorsiona los hechos y las actividades, introduciendo una instancia de interpretación dispar de la realidad política, que proporcione, concite e instale un  espacio de confusión en la opinión pública.

Tres fueron las variables que facilitaron la aparición del Peronismo en la realidad argentina.

 

La situación política.

 

Argentina aparecía como consolidada después del Centenario de 1910. La elite oligárquica manejaba el gobierno y el poder y los campos destinaban su producción a Europa. Con el correr del tiempo, diez años consecutivos de la denominada Década Infame (1932.1942) habían estructurado aquel control decisorio. La oligarquía construyó su sucesión en el gobierno con la nominación del salteño  Robustiano Patrón Costas, oligarca tabacalero que había incautado territorio aborigen para sus plantaciones.

El fraude electoral, instrumentado durante aquella década, era la garantía de su triunfo personal y del logro victorioso de su clase social.

Un golpe de estado nacionalista en el mes de junio de 1943, recreó la esperanza de vastos sectores humildes, a partir de la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión de la Nación.

La situación económica.

 

La Nación nacida en medio del Siglo XIX al calor de la Constitución Nacional, se forjó sobre la base de los intereses económicos de la elite propietaria de tierras.

Un pequeño grupo de alrededor de doscientas familias se repartió el territorio ancestral del indio a fuerza de muerte y desolación y volcó esa inmensa vastedad a la producción cerealera y de la carne, instrumentando la política que se denominó expansión de la frontera agrícola.

El país se había configurado como proveedor de materias primas al mercado externo después de la Campaña al Desierto de 1879 que asesinó alrededor de diez mil aborígenes e introdujo en Buenos Aires cerca de cinco mil capturados que oficiaron como esclavos modernos.

Una Nación para el desierto argentino, diría un historiador, reflejando cómo y de qué manera un reducido grupo de familias se fueron apoderando de toda la riqueza nacional para ponerla al servicio de su sector.

 

La situación social.

 

Miles de argentinos sumidos en la pobreza. Los habitantes de las provincias y de las ciudades condenados a trabajar más de dieciséis horas por día. Los obreros fabriles eran conchabados por migajas en las incipientes industrias del suburbio de Buenos Aires. Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, se desarrolló una política de distribución de bienes muebles  y de reparación de las necesidades más acuciantes del sector humilde. Extensas filas durante largas horas del día se sucedieron con gente que reclamaba diversos enseres o solicitaba todo tipo de asistencia. Además, la institución generaría Decretos Leyes destinados a fortalecer la dignidad de los desposeídos.

Vacaciones pagas, régimen de ocho horas de trabajo, aguinaldo, jubilación, francos laborales, leyes para la mujer, la minoridad y la vejez.

Aquel proceso colapsó en dos años. En 1945 el gobierno de facto sustituyó al Secretario de Trabajo y lo consignó en prisión.

Los sectores humildes emergieron de las profundidades de la historia. Se hicieron ver en Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945. Reclamaron el retorno del responsable de la Secretaría, quien se había transformado en su líder, el coronel Juan Domingo Perón.

Parecía que abruptamente comenzaba a escribirse la historia nacional con otros protagonistas e intereses. Pero en realidad eran años de dolor que estallaban en la historia.

Durante diez años el primer Peronismo consolidó las Leyes sociales y expandió el Proceso de Sustitución de Importaciones.

Pero aquel cambio político que hizo eclosión un 17 de octubre, llevó consigo y consumó los objetivos de varias generaciones que compartieron lucha y dolor de las comunidades condenadas a la pobreza.

La aparición del Peronismo le dio sentido y permanencia a aquella lucha por las reivindicaciones sociales y ese sentimiento perduraría en las generaciones subsiguientes.

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