La Ley del Deseo según el M.
de P.
por Alberto Carbone
Para Sigmund Freud, el Deseo es una pretensión de carácter psicológico que busca
recuperar una satisfacción originaria proveniente de la infancia. Un Deseo de
adulto no es más que un Deseo infantil sofocado. Por eso mismo, para Jacques
Lacan, el Objeto de Deseo es aquello que nos hace falta y nos cuesta tanto
alcanzar.
Evidentemente el marido de
Pampita no desea quedar estigmatizado como tal.
Debe creerse, con todo
derecho, una persona capaz de descollar por propios méritos, de hacerse notar
ante la sociedad por sus virtudes, locuacidad, ingenio e inventiva.
Se debe tratar del deseo de
demostrarle a su Ciudad y al mundo si fuese necesario, que también posee un
nombre propio, una iniciativa, hasta un intelecto propiciatorio para encarar
nuevos proyectos, nuevas inquietudes.
El cargo de Legislador
porteño es y debe ser un baluarte meritorio.
No cualquier individuo debería
poder acceder a tal reconocimiento, sin haber ostentado férreas demostraciones
de capacidad, tenacidad, militancia y conducta durante toda una profunda y significativa
etapa de su vida.
Así debería ser con todos y
cada uno de los Representantes políticos y es evidente que este muchacho desea
fervorosamente demostrar que sus dotes intelectuales están a la altura de
tamaña responsabilidad.
Por ello, es que el Marido
de Pampita debe trabajar incansablemente en el seno de la Honorable Cámara de
Representantes de la Ciudad Autónoma, con ese valioso objetivo, el de
reivindicar y justificar sus preciados merecimientos.
El último día del mes de
agosto de 2022, por ejemplo, lució sus atributos, sus inconmensurables dotes de
genial y agudo observador de la realidad y de original ingenio para sintetizar
las necesidades, las premuras e irreemplazables soluciones que necesita la que
es todavía Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para continuar desarrollándose con esa
fluidez y bienestar que el gobierno local estima, desea y considera que cumple
con tal menester para todos quienes la transiten.
Este legislador porteño y Marido
de Pampita, fue tenaz y directo y no le tembló el pulso al presentar un
Proyecto de Ley que le han elaborado y escrito evidentemente, teniendo en cuenta
su invariable objetivo de mejora y satisfacción orientada hacia el bien pasar
de sus amados y reconocidos vecinos.
Un Proyecto de Ley que
propone la desaparición del Edificio del Ministerio de Desarrollo Social de la
Nación.
Claro. Nos referimos a aquella
mole inoportuna y molesta en medio de la Avenida más ancha del mundo.
Se trata de un edificio
viejo y feo para nuestro inconmensurable y reconocido Marido de….
Además obstruye la arteria 9
de Julio, imposibilitándole su ampliación, su disposición a mayor anchura,
habilitación y consecuente facilitación de tránsito.
Pero además, adivinamos
perfectamente, que para nuestro irreemplazable “Pampita’s Husband” contribuiría
a demoler insidiosos símbolos partidarios de interés político que aún persisten
y continúan arraigados en sectores populares con una insidiosa reminiscencia
peronista, una lamentable rémora que tan mal le hace a esta estimada Ciudad que
por ahora persiste en su intencionalidad de permanecer Autónoma.
Una persistencia legal y
reconocida que a esta altura de los acontecimientos, aparece como elevada y
ostentosa pretensión para la histórica Ciudad Puerto de Buenos Aires. Un
atributo muy fuerte para una región que ha perdido aquel rol destacado que
desplegara durante el Siglo XIX y que en la actualidad pervive otorgándole unas
ínfulas y una autoridad, que la muestran ante el mundo como el rostro de todo
un país al que no representa y si me permiten, diría que no representó jamás en
la historia argentina.
Además se trata de una
Ciudad que va envejeciendo, que no posee recambio generacional, que no
demuestra crecimiento vegetativo y que se sustenta a sí misma, encasillada y
tendenciosa, referenciándose con los mismos individuos, inalterables,
inmutables, que se suceden idénticos generación tras generación.
Esta mítica Ciudad, por
ahora Capital del país, que cuando tiene la obligación de sufragar, lo hace
mayoritariamente por este tipo de postulantes, simples, básicos, maleables,
bochornosos, Maridos de Pampita, sin evaluar que representados por ellos, todas
las arterias, los barrios, la vecindades, las opciones de cambio y las
manifestaciones de transformación, continuarán como hasta hoy vienen comportándose,
vacías o exentas de sentido, de ese sentido que solamente aportaría un grupo de
pensadores emergentes de un proyecto genuino e inteligente, promotor de
auténticos cambios, generadores de nuevos patrones de conducta y sobre todo exentos
de Maridos de Pampita.
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