miércoles, 4 de enero de 2023

 

Un Soneto me manda a hacer Violante




por Alberto Carbone

 

 

Una pequeña complicación para las aspiraciones de Horacito.

Un artilugio más que facilitará Don Héctor.

 

 

Un Soneto me manda a hacer Violante

que en mi vida me he visto en tanto aprieto

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y parece que entré con pie derecho

pues fin con este verso le voy dando.

Lope de Vega

 

 

La impunidad termina siendo un arma de doble filo para el agraciado que la ejercita.

Mucha disponibilidad de dinero fácil, acaba por determinar al poseedor, quien supone confiadamente que todo su poder deviene de su caudal económico.

Resulta fuertemente significativo el resguardo, la protección, el constante privilegio que dispensan los Medios Nacionales concentrados para con el Jefe de Gobierno de CABA, el Sr. Horacio Rodríguez L.

En definitiva sucede lo mismo con todos los facilitadores de Magneto y compañía.

Estas calladas, silenciosas y conspirativas celebridades, son las que verdaderamente ejercen el poder, disponen de él, lo controlan a través del Poder Judicial, supervisan todo lo que disponen sus mandados, seres vacuos a quienes evalúan y rescatan de alguna u otra equivocación, error u omisión, en caso de que por supuesto,  les digan siendo útiles.

Esos viejos dignatarios que permanecen encima de los figurines funcionarios funcionales, son los genuinos amos de las decisiones políticas, son a la vez los amos del dinero, quienes escriben la historia cotidianamente, con la tinta exacerbada que contiene el papel moneda..

Por ello, usted comprenderá, espero que sí, que quienes ejercen el mando, no toman las decisiones de puño y letra, ordenan y ordeñan a sus monigotes bien pagos a que lo hagan por ellos.

Estos infames, infelices, crédulos de sus propias virtudes que no poseen, que no manifiestan por incapaces y mediocres, se tragan el personaje de ejecutor, se lo devoran.

Entonces salen a la calle a manifestar su impunidad con la libertad que ejercitan por disposición de Don Héctor.

Consecuentemente, lógicamente, comienza a producirse un ansiado milagro.

 De repente pareciera que estos verdaderos hipócritas decidieran acciones por sí mismos, que elaboraran planificaciones.

Que fuesen capaces de razonar sin esfuerzo.

Pero la realidad nos enseña que no es así el procedimiento.

Porque en cuanto estos acólitos comienzan a animarse a probar vuelo propio, caen atropelladamente al vacío como caen los cóndores cuando en la alta montaña se enceguecen ante la luz solar resplandeciente e incapaces de dirigir sus voluntades se precipitan sin esfuerzo a lo más profundo del abismo.

Esto es lo que está sucediendo con el pobre Horacio, desde su Jefatura de Gobierno cada vez más problematizada. Tratando de ocultar lo evidente.

La sinrazón de la vergüenza.

El exabrupto del escarnio.

Horacio eligió a Marcelo para el puesto en Seguridad.

Si Marcelo realizó y todavía hace negocios provechosos que comprenden miles de Dólares, debe existir algo en ese procedimiento que le debe convenir al locuaz Horacio.

Recordemos que todo se supo por los telefonitos inteligentes que tanto nos condicionan la vida.

¡Pero los mensajitos que le robaron a Marcelo son fruto de un accionar infame!.

¡Pensar que todavía no sabemos si detrás del bochorno está la cada vez más deslucida Patricia!.

Lo concreto es que los mensajitos se siguen reproduciendo vertiginosamente y el pobre Marce nos avisó a todos desde los Medios amigos que puede haber otros.

Él sabrá.

Violante, por ejemplo, el patrocinador de algunas de aquellas charlas de jugoso repertorio, debo decir que quedó expuesto injustamente.

¡En realidad no debería haberse sabido desde cuándo y cómo Violante lo manda a hacer Sonetos a Marcelo!.

Pero sin embargo y pareciera que sin autorización de Don Héctor y motivados por propia iniciativa de aquellos antagonistas de la misma fuerza política del Señor Horacio, los negocios se van ventilando, van promoviendo desgaste, van a la vez fomentando la licuación de varios contendores.

Violante quedó en el medio de una disputa de la que él al final no recibirá nada, salvo que en esa controversia el triunfador sea su facilitador de Sonetos.

¡Recuerden caballeros y caballeras!.

Al decir de D’alessandro: todavía faltan más mensajitos, aunque oportunamente  Marce haya decidido ausentarse a descansar sus fatigosos anhelos.

¡Todavía falta! y seguiremos diciendo:

¡Cosas Veredes Sancho!

 

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