El Estado de las cosas
por Alberto Carbone
Nunca creí que después de
tantos años de construcción y fortalecimiento del Estado, la sociedad argentina
optaría por votar a los hijos de la reverenda especulación.
Sabe que pasa, que existen
ignorantes y sumisos que adhieren a las consignas contrarias a sus propios
intereses porque sencillamente no entienden nada. Ni de política, ni de
historia, ni de sentido común.
En realidad el problema es
que nos perjudicamos todos.
Porque la grave
consecuencia es que los que votan en contra de sí mismos nos perjudican al
conjunto de la sociedad.
Acá en la Plaza San Martín,
el otro día, esperando en la cola de la verdulería, que se instala al conjuro
de la Feria, una vecina se quejaba delante de mí, con referencia a la carestía
de la vida.
Yo la miré y le dije: Eso
es Milei. ¿Se da cuenta?
Me contestó: ¿A sí? ¿Y a quién
íbamos a votar?. ¿A la chorra?
Eso mismo dijo. Me contestó
lo que le dictó TN o La Nación Más.
Entonces le repliqué:
Si el Peronismo no sirve
señora, ¿Por qué entonces está usted acá en la cola de la verdulería con la
intención de abonar con Cuenta DNI?
No me respondió. Miró fijo
hacia adelante y optó por el silencio.
Entonces arremetí:
¿Usted votó para Diputado
Nacional a un profesor de Ping Pong?
¿Votó para el Congreso a
una cosmetóloga?
¿Usted apoya a una
tarotista con la pretensión de transformarse en Jefa de Gobierno de CABA?
La señora no respondió.
Me miró y como quien no se resigna
a caer en la volteada afirmó como único pretexto:
“…No hay peor ciego que el
que no quiere ver”.
O sea que la pobre mujer el
que no entiende la realidad soy yo.
Mientras tanto, si usted observa,
el Estado se destruye.
Las PyMes desaparecen.
El consumo interno nacional
se derrumba y los hijos putativos de los intereses económicos privados hacen su
agosto.
Creo que es hora de
preguntarse por el país que les quedará a nuestros hijos y nietos. Porque el
electorado está alucinado, desquiciado y descreído.
Nosotros lamentablemente
vemos todo esto y perplejos nos descubrimos sin herramientas para reconstruirlo.
Para colmo de males
adivinamos que peores temporales se avecinan.
Por ello en medio de la
zozobra y de la angustia, seguiremos repitiendo las palabras de Don Miguel de
Cervantes Saavedra:
"Cosas Veredes Sancho
que non Saperes"
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